Por Rabino Iona Blickstein
El contenido de la parasha de Miketz y la festividad de Janucá, son en gran parte, dos temas similares.
Por un lado, la parasha nos relata sobre las relaciones que se tejen entre la familia a fin de convertirse en una nación con un pueblo gobernante. La historia de Iosef nombrado Virrey de Egipto, y su participación en la solución de los problemas económicos de esta población.
Por otro lado Janucá nos trae un contenido diferente, el camino y la forma en la cuál se termina las relaciones con la sociedad griega, comenzando así una senda que conduciría a la independencia del pueblo hebreo del imperio griego. Ya de su comienzo se sabía que era una situación temporal, que no conllevaría largo tiempo.
Al repasar el sueño del Faraón, y sus soluciones, nos asombramos de la falta de capacidad de análisis de los sabios y hechiceros del rey, los cuales no encontraban una solución simple y lógica a dicho sueño. Solo Iosef fue capaz de tal interpretación.
Al parecer, existió una diferencia básica. Los hechiceros y sabios del rey, no fueron capaces de interpretar el sueño, porque era contrario a los ideales del pensamiento politeísta.
Los griegos veían el universo como un conjunto de fuerzas superiores que discutían y peleaban entre si, tratando de tomar el poder sobre el mundo. Esta filosofía ve el reinado como una meta por si misma, ocupando al rey en obtener más honores, más riquezas, olvidándose de ayudar a su propio pueblo, solo los necesitaba,…porque no hay rey sin pueblo.
Según esta concepción, el mundo estaba dividido en ricos y pobres, los pobres debían servir a los ricos y a su vez al rey.
Según estas características de reinado, eran las que evitaban que los sabios lograran interpretar el sueño del Faraón, ya que para lograr descifrarlo debían pensar en el bienestar del pueblo, y ellos solo alcanzaba a interpretar cuantos países conquistarían y cuantos hijos tendrían.
Para aclarar el sueño del Faraón, necesitaban encontrar los valores que conlleva un buen judío.
El judío piensa que el reinado está basado en la unicidad de D-s, quien dirige al mundo, no piensa sobre un reinado que se dirige solo por un hombre.
Esta ideología ve al reinado como un medio, para imponer la ley y la justicia en el mundo, como un factor que ha de poner freno a los abusos de la sociedad. Por esta concepción del mundo fue que Iosef logró interpretar el suelo del Faraón.
Si el gobierno no es una meta per se, si lo importante es dar la posibilidad de desarrollar el modo de vida de los pueblos; podemos entender el ambiente del comienzo de los días del Segundo Templo, donde veremos que ser soberanos e independientes no es un motivo que impulsa a actuar.
70 años de exilio debilitaron la sensibilidad política, el pueblo se sentía cómodo hasta que comenzaron las presiones por parte del gobierno griego.
Esta cooperación hebrea – griega, llegó a su fin cuando Antiuos comenzó con sus malos edictos en contra de los principios de nuestra fe.
Estaba claro que el gobierno pagano no podía limitarse a lo administrativo y dejar que el pueblo tuviese una vida espiritual independiente, los griegos querían que nuestro pueblo se adaptara a su forma de vida.
Para vivir como judíos en nuestra propia tierra, se necesita soberanía e independencia política.
La guerra de los Hasmoneos contra los griegos fue una guerra en pro del espíritu de Israel. No se puede observar el Shabat y estudiar Torá, si el país está en manos ajenas.
Lo sucedido en esa época es historia.