Por Rebeca Perli
¡Qué mejor oportunidad que la de hoy para expresar buenos deseos! Que mañana, el primer día de 2014, sea el umbral de un futuro mejor, que traiga alegría, prosperidad y concordia; que Venezuela se enrumbe por un camino de sensatez y de progreso y que la convivencia reine en el mundo entero respetando las tradiciones de todas las tendencias.
Lamentablemente, esto no siempre ocurre. El año pasado varias ciudades de Europa retiraron, o cambiaron por otro símbolo, el árbol de Navidad. En Bruselas, como lo expuso el periodista Javier Lozano en Libertad Digital, se sustituyó el tradicional pino de la Grand Place por una estructura abstracta y, si bien la municipalidad adujo que era para combinar lo tradicional con lo moderno, trascendió que era para no herir la sensibilidad de los seguidores del Islam que en la capital belga constituyen el 25% de la población.
Este año otro árbol controversial viene a vulnerar el espíritu navideño: es el que erigió un grupo de palestinos en la ciudad de Belén, frente a la iglesia de la Natividad, y que ha sido "adornado" con balas de goma, granadas y gases lacrimógenos. Sea cual fuere la intención, es improcedente relacionar la Navidad con símbolos bélicos.
En contraposición a lo anterior, el Keren Kayemet LeIsrael, una organización ecologista del Estado judío, al igual que todos los años, distribuyó árboles de Navidad a las iglesias locales, monasterios, conventos, embajadas y público en general, en una actitud ecuménica cónsona con esta época del año en la que debe prevalecer el respeto a las tradiciones de cada expresión religiosa o étnica.
Ojalá sea así para Venezuela, y en el primer día del 2014, sea propicia la ocasión para desear ¡Un Feliz Año pa todos, un Feliz Año!