Por Martha Barroeta
Comenzamos la crónica de hoy con una pregunta: ¿Por qué debemos amar al pueblo de Israel? Tenemos razones suficientes reveladas en las Sagradas Escrituras al respecto. Dios en su infinita gracia escogió a un hombre idólatra que habitaba en Ur de los caldeos y lo trajo a la tierra de Canaán, para establecerlo como el único fundamento del pueblo que pensaba formar.
El llamado de Dios a Abraham fue así: “Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra”. Génesis 12: 1 al 3.
Prestemos atención a estas palabras: “Haré de ti una nación grande”. ¿A qué nación se refería Dios? A la que iba a formar de Abraham. Y más adelante en el primer libro de la Biblia dice: “Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti. Génesis 17:7.
Observemos con atención la bendición que dio Isaac a Jacob antes de morir: “Sírvante pueblos, Y naciones se inclinen a ti; Sé señor de tus hermanos, Y se inclinen ante ti los hijos de tu madre. Malditos los que te maldijeren, Y benditos los que te bendijeren. Génesis 27: 29. Miremos la bendición profética de Moisés sobre Israel. “Porque la porción de Jehová es su pueblo; Jacob la heredad que le tocó. Alabad, naciones, a su pueblo, Porque él vengará la sangre de sus siervos, Y tomará venganza de sus enemigos, Y hará expiación por la tierra de su pueblo”. Deuteronomio 32: 9 y 43.
El eterno Dios es tu refugio, Y acá abajo los brazos eternos. Bienaventurado tú, oh Israel. ¿Quién como tú, Pueblo salvo por Jehová, Escudo de tu socorro, Y espada de tu triunfo? Así que tus enemigos serán humillados, Y tú hollarás sobre sus alturas. Deuteronomio 33: 27 y 29.
Ahora veamos el pacto que hizo Dios con David. “Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente. Porque tú estableciste a tu pueblo Israel por pueblo tuyo para siempre”. 2 Samuel 7: 16 y 24.
“Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia. Así ha dicho Jehová, que da el sol para luz del día, las leyes de la luna y de las estrellas para luz de la noche, que parte el mar, y braman sus ondas; Jehová de los ejércitos es su nombre: Si faltaren estas leyes delante de mi, dice Jehová, también la descendencia de Israel faltará para no ser nación delante de mi eternamente”. Jeremías 31: 3, 35 y 36.
Finalmente para concluir la columna de hoy con relación al tema, leemos en el libro de Zacarías, capítulo 2 versículo 8, vemos como está Dios tan íntimamente ligado al pueblo de Israel “Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos: Tras la gloria me enviará él a las naciones que os despojaron; porque el que os toca, toca a la niña de su ojo”.
Fuente: El Carabobeño