Por Ana Jerozolimski
Para algunos podrá sonar como manía, obsesión exagerada o casi paranoia. Ahí van los israelíes, otra vez, hablando de su seguridad. En tiempos aparentemente tranquilos, la percepción del tema como una preocupación fuera de lugar de Israel, puede acrecentarse. Al fin de cuentas, todo el mundo sabe cuán poderosas son las Fuerzas de Defensa de Israel, qué alto su nivel operativo y a qué sofisticado grado han llegado sus tropas élites y su arsenal, por lo cual cabe preguntarse ¿y entonces, por qué tanto drama en torno a la seguridad?
Pues porque el orden es otro, inverso. Las Fuerzas de Defensa de Israel son poderosas, de gran nivel operativo y con un buen arsenal, precisamente porque la amenaza a la seguridad de Israel es auténtica y eso le ha obligado a mejorar para poder vivir.
Los eventos de este miércoles volvieron a confirmarlo. En un impresionante operativo llevado a cabo a 1.500 kms de distancia de Israel, en aguas internacionales, el comando de la Marina israelí conocido como "Shayetet 13", interceptó al barco Klos C de bandera panameña, que llevaba a bordo – al parecer sin conocimiento de su tripulación – decenas de misiles de largo alcance M-302, uno de cuyos tipos llega a 200 kms de distancia, o sea que cubre la mayor parte del territorio de Israel.
Es lo que los expertos llaman "armas que rompen el equilibrio estratégico". De haber llegado a manos de los terroristas a los cuales habían sido enviadas, éstos habrían tenido la posibilidad de colocar en los refugios a 4 millones de ciudadanos israelíes.
No es la primera vez que Israel intercepta, por la singular combinación de alta capacidad operativa y de precisa información de Inteligencia, cargamentos peligrosos en camino a manos de sus enemigos. Fueron ya varios los barcos con carga enviada por Irán, que intentaron llegar a Gaza, esfuerzo que Israel logró repetidamente – no siempre – frustrar a tiempo.
En enero del 2000, la Marina israelí detuvo al barco mercante Karine A, que había sido comprado por palestinos para hacer llegar armas iraníes a Gaza. En enero de 2009, fue el barco chipriota Monchegors, que se hallaba en camino a Siria. En noviembre de 2009, fue el Francop que estaba en camino de Latakia, Siria, llevando 500 toneladas de armas iraníes. Y en marzo de 2011 le llegó el turno al Victoria que navegaba desde Siria a la ciudad portuaria egipcia de Alejandría con 50 toneladas de armas escondidas, incluyendo misiles tierra-mar C-704. Todos, con Gaza como destino final.
La fuerza Al Quds, parte de las Guardias Revolucionarias, se encarga de organizar este tipo de cargamentos. Y Gaza no es el único destino. Cabe recordar que otro enemigo de Israel, la organización terrosiata chiíta, la pro iraní Hezbolá, tiene en su poder en Líbano más de 100.000 misiles que le llegaron desde Irán a través de la vecina Siria.
"Este es el verdadero Irán", dijo el primer ministro Binyamín Netanyahu. "Mientras tratan de conquistar al mundo con sus sonrisas, continúan armando a organizaciones terroristas. A un país así, no se le debe permitir llegar a tener armas nucleares".
Los sucesos de esta última jornada, fueron especialmente dramáticos. Ver al propio jefe de la Marina israelí, el general Ram Rothberg, junto a las cajas que escondían misiles, teniendo en mente que ello se desarrollaba tan lejos de las fronteras de Israel, dejaba en claro el riesgo que se estaba corriendo y la gran importancia que se daba a la interceptación exitosa del barco.
Pero lo que puede dar la sensación clara del cuadro general es unir las piezas del mosaico. Tener presente que también en días supuestamente tranquilos, hay quienes se levantan a la mañana dedicando el trabajo de unidades especiales a ver cómo desestabilizar a Israel. Recordar que cuando se informa de un operativo "misterioso" y no reivindicado por nadie en territorio de Siria o de su frontera con Líbano, que termina con cargamentos de armas destruidos cuando estaban en camino a Hezbolá, es en general porque se sabía que no se podía permitir que llegue a destino.
Es legítimo que haya discrepancias sobre tal o cual política del gobierno de Israel, sobre cómo maniobra en la mesa de negociaciones y en su relación tanto con los palestinos como con los mediadores norteamericanos. Pero la ineludible responsabilidad de sus gobernantes de salvaguardar la seguridad del país, va más allá de ello. Es un desafío impuesto a Israel por aquellos que no reconocen aún su existencia, por aquellos que quizás comprenden que no lo harán desaparecer, pero que siguen intentando perjudicarle lo más posible.
No es paranoia de Israel, sino plena conciencia sobre la situación en la que vive.
Israel está "obsesionado" con su seguridad porque hay quienes continúan desafiándola. Tratar de combatirlos sin tregua, es la única forma que tiene de permitir a su gente una vida de creación y desarrollo, de empuje hacia adelante, en medio de la adversidad.