Por Rebeca Perli
El 23 de abril está estrechamente ligado a la literatura ya que tres colosos de las letras -Miguel de Cervantes Saavedra, William Shakespeare (según el Calendario Gregoriano) y Garcilaso de la Vega-, fallecieron el 23 de abril de 1616. Estas coincidencias dieron lugar a que, en 1995, la Unesco declarara esta fecha como Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor, con el fin de promover y fomentar el amor a la lectura, llevar a cabo actividades culturales, exposiciones, conferencias, presentación de textos y homenajes a autores. En algunas comunidades de España, en honor a San Jorge, quien también falleció un 23 de abril, pero del año 303, se acostumbra intercambiar un libro y una rosa, para conmemorar el hecho de que una gota de la sangre del dragón que mató San Jorge para salvar a una princesa, se convirtió en esa flor.
Todos los años se designa una ciudad como Capital Mundial del Libro y en esta ocasión el honor recae en la ciudad nigeriana de Port Harcourt. La decisión no podía ser más acertada: Desde 2009 Nigeria sufre los ataques terroristas del movimiento islámico Boko Haram, cuya meta es imponer en ese país la Shaaría. En lo que va del año esos ataques han cobrado 1.500 víctimas y el más reciente, ocurrido el pasado 14 de abril, dejó un saldo de 71 fallecidos. Adicionalmente, al día siguiente, 200 jóvenes de un internado fueron secuestradas por Boko Haram, denominación cuya traducción libre es "la educación occidental es pecado".
Ojalá que el haber designado una ciudad nigeriana como Capital del Libro para 2014 contribuya a poner fin a las matanzas en ese país y que, en lugar de ataques terroristas, haya intercambio de libros y rosas.