Por Hilel Resnizky
Hamás cumple con las condiciones del “izquierdismo”: es anti sionista.
Los partidos fascistas “deseaban instaurar un estado autoritario de un nuevo tipo en el cual actúa un solo partido, que tenga el monopolio absoluto de las instituciones gubernamentales. Todos los partidos fascistas adoptaron el culto de la violencia y planearon tomar el poder por la fuerza, ensalzaron la guerra y, por medio de uniformes, rangos, saludos y paradas militares dieron a sus organismos características de organizaciones para militares. En sus combates políticos usaron la propaganda masiva y el terror. Al llegar al poder usaron la fuerza del Estado para liquidar a los opositores, sin tomar en cuenta la ley”. Traduzco esto del hebreo de un texto originalmente en inglés: “The Fontana Dictionary of Modern Thought” (publicado originalmente en l977). El texto describe perfectamente los fascismos del 30 (en Alemania, Italia y España).
Releyendo mis artículos me doy cuenta de que recientemente califiqué a Hamás de “fascistas”. Las calificaciones del diccionario me justifican. Con una observación: los fascismos eran movimientos nacionalistas y Hamás es un grupo confesional. De modo que estamos ante un movimiento islamo-fascista. La concepción autoritaria es la misma. También el deseo de detentar el poder absoluto.
A diferencia de los movimientos nacionalistas que se proponen metas de corto alcance, los islamistas están dispuestos a esperar decenios. El carácter despótico de Hamás no esta oculto. Los miembros asesinados del Fatah en la Franja de Gaza adquirieron una clara conciencia de la situación mientras se estrellaban contra el pavimento. Recientemente los adeptos a un movimiento islámico más “radical” aumentaron varios gramos de peso por proponer sendas distintas a la sabiduría divina. Hamás ha proclamado la sharía (la legislación islámica) como ley en su zona.
Los únicos que no se dan por enterados son los “izquierdistas”. Hamás cumple con la más genuina de las condiciones del “izquierdismo”: es anti sionista, es decir, antisemitas. Y eso basta.
Con toda modestia la denuncia de Hamás como partido islamo-fascista retrógrado no me hace acreedor a ningún premio. Solo los “izquierdistas”, tal vez por el antisemitismo que tienen adentro no se dan cuenta. Lo que quiero subrayar es el papel que juega el fascismo árabe en la política israelí. Tal vez para sorpresa de algunos quiero señalar que el fascismo árabe juega siempre a favor de la derecha israelí.
Lo que me obliga a otra aseveración. En Israel la línea divisoria de las aguas entre izquierda y derecha pasa por dos límites, que no son idénticos. Por una parte la izquierda desea evitar la polarización social mediante la intervención estatal en la economía y la sociedad. Desde ese punto de vista los religiosos nacionales, con sus kibutzim, son un partido de izquierda. El periódico “Haaretz” no lo es.
Por otra parte, la izquierda se define en lo nacional por la actitud hacia los territorios liberados (liberados para unos, ocupados para otros). La izquierda no santifica los limites bíblicos de Israel, ni está dispuesta a seguir ocupando los territorios con la consiguiente opresión nacional de los árabes palestinos.
Por lo menos, a partir de Itzjak Rabin (maldito sea su asesino) el Laborismo esta a favor de “dos Estados para dos pueblos” y ese es el significado básico de los Acuerdos de Oslo. Fue también la propuesta de Barak a Arafat. No es una concesión a los árabes. (Vale la pena recordar que ambos fueron jefes exitosos del Estado Mayor israelí).
Es una forma distinta de ver los intereses reales de Israel como Estado Nacional Judío con una mayoría judía, tal vez duradera, ensamblado en el Cercano Oriente y libre del peso económico, moral y político de la ocupación.
La derecha se opone básicamente a las concesiones territoriales a los palestinos. Vale la pena recordar que el líder del Likud, Menajem Beguin, llegó a la paz con Egipto sólo con la devolución del último grano de arena egipcia. Lo hizo con la oposición de parte de su partido y el apoyo de la izquierda.
Lo que me obliga a señalar que en el tema de los territorios la diferencia es básicamente declarativa, en el discurso, que no siempre se manifiesta en los hechos.
El ejemplo más claro del apoyo virtual de Hamás a la derecha israelí fueron las elecciones para primer ministro a fines de l996. Luego del asesinato de Rabin, Shimon Peres fue electo como candidato laborista. A pesar de que en su campaña no hizo uso del asesinato, las encuestas le adjudicaban una holgada mayoría, hasta un 20%. Hamás redobló entonces sus asesinatos suicidas con decenas de víctimas. (l8 en un ataque a un ómnibus en Jerusalén).
Las encuestas seguían indicando la ventaja de Peres, a tal punto que en la noche de las elecciones las encuestas le daban la victoria. Sólo a la mañana siguiente se supo la realidad. Netaniahu había ganado por 29.000 votos, el uno por ciento. La nación israelí se acostó con Peres como premier y se levantó con Netaniahu en su lugar. Un cálculo permite suponer que los votos decisivos fueron los de 15.000 ciudadanos que pasaron su apoyo a Netaniahu.
A pesar de haber obtenido en las elecciones para la Knéset menos votos que el Laborismo, Netaniahu encabezó el Gobierno. Para Peres fue su cuarta -y sorpresiva- derrota. Hamás no formo parte del Gobierno, pese a haber sido el factor mayor del triunfo de la derecha. Luego de su elección como premier, Netaniahu hizo declaraciones que lo identifican con la solución de los dos Estados, con dos salvedades: el carácter nacional judío de Israel y el desarme del Estado palestino. Pero las elecciones que llevaron al poder a Netaniahu y su partido se dirimieron sobre el tema nacional. No se discutió el tema social.
Posiblemente, la mayoría de los israelíes estén a favor de la solución de los dos Estados. Están convencidos de que “No hay con quien hablar”. Tienen sus razones.
La Franja de Gaza está gobernada por Hamás, que uso los terrenos de las colonias evacuadas como zona de entrenamiento y base para la agresión, incluidos los ataques suicidas, y no reconoce el derecho de Israel a la existencia. En la Margen Occidental gobierna Al-Fatah, con un relativo éxito económico respaldado por los Estados Unidos. Fatah acepta teóricamente la solución de los dos Estados pero no admite el carácter nacional judío de Israel y en su frente interno plantean “la transacción” como un paso hacia el plan definitivo: un Estado palestino en las tierras de 1948.
Puede ser que sea sólo una cuestión de táctica, de regateo de mercado persa. Pero los israelíes no se convencen con facilidad. En definitiva Israel tiene en su poder bienes efectivos (los territorios) y los palestinos no están dispuestos no siquiera a declaraciones de compromiso.
Las elecciones fueron claramente una victoria de la derecha nacional, en base al enfoque nacional. No una victoria de la derecha social.
El que lo captó fue Netaniahu.. Pese a que la dote del Partido Laborista era magra, le dio puestos en el Gobierno, mas allá de su poder político efectivo y llegó a un acuerdo- sorpresivo- con el líder de la Histadrut (CGT). A diferencia de algún comentarista económico, el líder del Likud sabe que se acabó la era del liberalismo antropófago, cuyo profeta era Milton Friedman.
En estos momentos prefiere tranquilidad y no polarización social, la obtiene a través del Laborismo y la CGT. Son los que en caso necesario lo ayudarán a dialogar con Obama y obtener la legitimidad a ojos norteamericanos.
La izquierda no entiende ni la magnitud ni la significaron de la derrota. No captaron que el enemigo real de la izquierda israelí sigue siendo el nazi-islamismo. Como el sacrificio de niños está desprestigiado luego de lo que se cuenta en el Cap. 22 del Génesis (fue remplazado por un carnero), el Laborismo dedica sus esfuerzos al patricidio -a su autodecapitación- mediante la destitución de sus lideres: Peres, Mitzna, Peretz, Barak (este último todavía en proceso, pero se puede confiar en las fuerzas de la autoagresión).
El ejemplo más ilustrativo es Amram Mitzna, que luego de una exitosa gestión en la Municipalidad de Haifa, se inmoló como líder de Avodá, perdió las elecciones con Sharón, que luego decrettó la evacuación de Gaza, propuesta antes por Mitzna. Ahora es el alcalde interventor de Ierujam.
Luego de presentarlo en la campaña electoral como quien no atrae, sus correligionarios acusan a Barak de la derrota. Lo que me trae a la mente una historia que el Génesis -en su versión autorizada- no registra. Luego de la creación del mundo, ya en sábado, los ángeles Miguel y Gabriel ven al divino Hacedor regocijado, resplandeciente de placer.
¿Cual es el motivo del regocijo, su Divina Alteza? El viernes he planeado el Estado de Israel: a lo largo de un mar tibio, con playas de arena dorada, un clima mediterráneo sin fenómenos extremos como huracanes, un lago interior de película, un régimen político básicamemte democrático. Los ángeles lo interrumpen: Disculpe su Divina Alteza; respetuosamente, ¿no le ha dado demasiada cuña (“protektzia”) a los israelíes? Dios les dedica una mirada sardónica y responde: ¡Ustedes no saben todavía quienes serán los vecinos!
Amigos de la izquierda: dos líderes laboristas aceptaron como primeros ministros la fórmula de “dos Estados nacionales”. El líder del Likud la ha adoptado. Tal vez a regañadientes. Considerando a Barak y sobre todo a Barak Obama. ¿Donde está la respuesta afirmativa palestina?
Se trata como en el 47-48, básicamente del mismo principio. División del territorio entre dos Estados nacionales
¿Cambiarán los palestinos? ¿Se decidirán por la renuncia al sueño dorado de la destrucción de los judíos? (Por lo menos del Estado judío). ¿O se aliarán con el reemplazante actual del maldito, el líder iraní Ahmadineyad, con su ministro de Defensa responsable por los atentados en Argentina, como lo hizo en su época el Mufti de Jerusalén? ¿O seguirán presionando a los norteamericanos para que presionen a Israel a nuevas concesiones a cambio de nada?
Los palestinos son los que deben dar la respuesta, en tres idiomas: inglés, árabe y hebreo. Sin errores ni dudas, ni malas interpretaciones.
La palabra cambio tiene en castellano dos acepciones distintas: modificación o sustitución. El error del 47-48 les costó a los palestinos el cambio-sustitución. En Lod, Ramle, Iafo, fueron remplazados por los nuevos olim luego de la salida palestina en pos del sueno de la destrucción judía.
Como novedad propongo el cambio en su acepción de modificación. Luego de 60 años de estancamiento los palestinos deben optar por el cambio. Durante seis décadas soñaron con la destrucción de Israel y sacrificaron el futuro y el de sus hijos. Deben cambiar los sueños. Entre los judíos israelíes y los palestinos hay quienes aún se narcotizan con la palabras patria, moledet, al watan. Israel ha construido, a partir del Plan de Partición alucinante, un Estado viable.
Los que aguardan su fin pueden tomar asiento Es la hora de que los palestinos asuman su destino posible. Con el socio israelí que se ganaron en la “buena ley” del terror: Netaniahu. Es la hora de aprovechar el Gobierno de la derecha para llegar a un acuerdo que tendrá el apoyo de la opinión pública israelí.
Las nuevas fronteras entre Estados que se reconocen mutuamente implicarán el desplazamiento de algunas poblaciones y el mantenimiento de otras. Hay quien nos amenaza con el costo de las nuevas fronteras: ¿30.000 millones de dólares? El Estado que absorbió un millón de judíos soviéticos podrá hacerse cargo.
La derecha israelí confía en el terror palestino y sus aliados para impedir el proceso de paz. Para mantener a los judíos israelíes en su próspera inseguridad y a los palestinos en su abyección.
Como adepto a las ideas de la izquierda en ambos campos, el nacional y el social, sé que el nazi-islamismo es el aliado más efectivo de la derecha israelí. Sin la derrota completa del nazi-islamismo, sin la sustitución del sueño de la destrucción del prójimo por la visión de la coexistencia, la izquierda israelí -sean quienes sean sus líderes- está condenada a la minoría.