Por Ana Jerozolimski
El general (retirado) Giora Eiland (en la fotografía), ex asesor de Seguridad Nacional de Israel, analiza la situación entre su país y Hamás.
Eiland, que sirvió más de 30 años en las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), llegó al rango de general y ocupó puestos diversos tanto en unidades de combate como de responsabilidad en la toma de decisiones en el Estado Mayor.
Esta es su visión de la seria escalada de estos días.
– El martes por la mañana Israel dio el «sí» al alto el fuego propuesto por Egipto; Hamas lo rechazó, disparó otros 50 misiles hacia localidades civiles israelíes y tras seis horas de dar chance , bajo fuego, a la tregua, Israel retomó los ataques contra Hamás. Esto, mientras continúan los esfuerzos para imponer un alto el fuego que funcione. ¿Cuál es su impresión de estos acontecimientos?
– Israel presentó en forma muy modesta su objetivo en este operativo: calma a cambio de calma. Lo dijeron el primer ministro y el ministro de Defensa. Por lo tanto no se puede no aceptar la fórmula egipcia de alto el fuego, ya que Israel no pidió más que eso, calma. Del lado de Hamás, es más problemático. No hay siempre una sola voz en Hamás. En general el «brazo político» va junto con el militar, pero esta vez hay tensión entre ambos. La parte política comprende en cierta medida las limitaciones, mientras que el ala militar no acepta para nada la propuesta presentada. Tenían todo tipo de exigencias que ni son mencionadas en la fórmula de Egipto. O sea que la primera pregunta es si al final Hamás aceptará el alto el fuego, inclusive si sigue disparando unas horas o días más. Estimo que al final la presión aumentará y terminará aceptando.
– ¿Y después?
– Respecto a lo que pase después, creo que es buena la propuesta de Egipto, porque incluye un llamado a negociar ciertos elementos acerca de lo que pasará después. Creo que Israel no debe oponerse a medidas que permitan el desarrollo económico de Gaza y que den a Hamás la sensación de que su Gobierno se fortalece, pero presentando en el otro lado de la ecuación el desmantelamiento de las armas pesadas de Gaza, de modo que no tengan cohetes. Esta debe ser la exigencia de Israel. Y si el mundo presiona a Hamás y le dice que si quiere salida al mundo deben aceptarlo, quizás funcione. Y si no, pues Israel ganará que todos sepan que estaba dispuesto a dar todos los pasos necesarios para solucionar la situación y que si no tiene más remedio que volver a atacar, lo puede hacer de otra forma.
– Entiendo que usted considera que hay formas de lidiar con Hamás, no sólo mediante la guerra…
– Es cierto que un acuerdo de paz o acuerdo político con Hamás, no es algo que se podrá alcanzar, pero eso no significa que no se pueda llegar a cierto modus vivendi con el que se pueda vivir mucho tiempo. Miremos la situación entre Israel y Líbano, o sea entre Israel y Hezbolá. Pero para que eso sea posible, hay que cambiar la concepción de la situación. Hoy en día, la concepción es que Hamás es una organización terrorista; hay que combatirla y no sólo eso sino que también nos oponemos a todos aquellos en el mundo que lo ayude, que hable con él, que invierta económicamente donde gobierna, porque es una organización terrorista y estamos en guerra con ella. Este es hoy el enfoque: estamos en guerra contra ella, ella está en guerra contra nosotros. Y no termina nunca.
– Pero usted dice que las cosas pueden ser diferentes…
– Creo que no tiene necesariamente que ser así. La situación es que Gaza es un Estado de facto. Uno puede ser vecino de un Estado enemigo y crear una situación en la que aunque son enemigos, no se sale a una guerra todos los años. Di a Líbano como ejemplo, pero ha habido otros. Para que esto se logre, creo que hay que hacer dos cosas, que no se hacen lo suficiente. Conocemos la expresión que habla de aplicar, según la necesidad, «el palo o la zanahoria»; pues creo que el palo debe ser más grande, pero también la zanahoria.
– ¿Qué significa esto en la práctica?
– En cuanto al palo; si Gaza es un Estado que se lanzó a la guerra contra Israel, entonces hay guerra contra el Estado de Gaza y hay que destruir allí mucho más de lo que se está destruyendo hoy, no hacer llegar ayuda humanitaria a la población durante los combates porque es la población de un Estado que está en guerra con Israel y debe preocuparse sólo por eso. Ello crearía una presión mayor que puede llevar a una terminación más rápida de la confrontación y a una disuasión más prolongada. Pero para que también tengan interés en preservar la calma, hay que cambiar toda la política respecto a lo que pasa después de la guerra, cuando ya hay calma. Considero que Israel no debe oponerse a que el mundo invierta económicamente en Gaza; no se debe oponer a que se les reconozca políticamente; no se debe oponer a nada que les dé a ellos la sensación de que su Gobierno se fortalece, que su economía mejora; porque entonces tendrán lo que perder y no tendrán interés en salir todo el tiempo a la guerra.
– En este planteamiento, hay una dura crítica a la política del Gobierno de Israel…
– Así es. Pero no es una crítica al operativo en curso sino al contexto general. Considero que desde 2006, la política de Israel ante Gaza, no es correcta. Los vemos como una organización terrorista contra la que hay que combatir y con la que no queremos llegar a nada. Creo que es un error. Hay que verlos como un Estado y también Estados enemigos pueden regularizar sus relaciones.
– ¿Y dónde cabe acá el tema del terrorismo? ¿No es acaso un pilar del enfoque de Hamás?
– Aclaremos: desde un punto de vista ideológico, no habrá cambios. No digo que Hamás va a reconocer a Israel ni que se puede lograr un acuerdo de paz con Hamás. Su ideología llamará siempre a destruir al Estado de Israel. Pero también Egipto llamaba a la destrucción de Israel, y eso no impidió que haya cierta estabilidad en la frontera. Hay que separar entre la ideología, que no les permite decir otra cosa, y la realidad, que puede convencerlos a actuar de otra forma.
– Y este cambio no significa, entiendo, que Israel tenga que bajar la guardia ni sentirse menos en guerra con lo que usted llama el Estado de Hamás en Gaza, si sucede lo de ahora y vuelan misiles hacia territorio israelí…
– Al contrario. Si lo que hay son relaciones entre países y de uno disparan al otro, el país atacado puede salir a una guerra contra el primero de un modo mucho más fuerte que lo que se hace hoy.
– En lo que respecta al operativo en curso ¿está usted de acuerdo en el mensaje que transmite Israel, que esta guerra le fue impuesta por los ataques desde Gaza?
– Es indudable que Israel no quería tener que salir a este operativo. Creo que Hamás tampoco lo quería, pero se dio una dinámica que finalmente llevó a esto.
– ¿Cómo se explica? Izz al-Din al-Qassam, los batallones armados de Hamás ¿impusieron esta situación bélica al liderazgo político?
– Puede ser. Además, la situación en Gaza es complicada. Hay dificultades económicas, una desocupación de un 30% y en gran medida no tienen lo que perder. Están desesperados de todos modos. Y si no tienen ningún horizonte, ningún incentivo para que mantengan la calma, más que el miedo, no funciona.
– Lo que usted plantea, suena muy comprensivo de los argumentos de Hamás…
– Considero que si se permite por ejemplo que se invierta en Gaza, tendrán otros incentivos para mantener la calma. Estoy inclusive a favor de levantar el bloqueo marítimo a Gaza en cierta forma. No permitir que pase cualquier barco que quieran, porque así entrarían muchos misiles. Pero se lo puede organizar de forma controlada, que vengan «shuttles» de barcos con abastecimiento de Europa. Es posible. Y cada elemento de este tipo, se puede condicionar, por ejemplo, con su desarme.
– En cuanto al operativo mismo que Israel lleva a cabo ahora en Gaza ¿qué opinión le merece la forma en que se lo hace?
– Dentro de la estrategia actual – que ya dije que considero equivocada – el operativo en sí está siendo llevado a cabo correctamente.
– Uno de los puntos en los que se critica a Israel es el argumento de que su respuesta es «desproporcionada». ¿Está de acuerdo? ¿Cómo se mide eso en las guerras?
– La proporcionalidad no se refiere a la fuerza. Del otro lado pueden tirar un misil y uno responde con cien bombas. No se exige proporcionalidad en eso. La única proporcionalidad de la que se puede hablar se refiere al daño de civiles. Puedo dar un ejemplo. Si nos disparan un misil desde una zona poblada y cuando respondemos ponemos en peligro a tres civiles, es proporcional. Si nos disparan de al lado de un hospital y cuando respondemos se destruye todo el hospital y se mata a 200 civiles, eso no es proporcional. La proporcionalidad no pasa por la potencia bélica sino por la medida en que se toma en cuenta el daño posible a los civiles. Aquí hay un absurdo. Dado que por ahora, afortunadamente, no hemos tenido muertos, en gran medida gracias a la Cúpula de Hierro, mientras que del otro lado sí hay muertos, afuera piensan que el tema no es proporcional porque creen que los misiles no son realmente un peligro.
– ¿Es correcto, además, medir la situación sólo en cantidad de muertos o también hay que tomar en cuenta la amenaza constante de los misiles bajo la que vive el sur de Israel desde hace años?
– Por supuesto que hay que tomarlo en cuenta. El mundo no lo entiende lo suficiente.
– Una pregunta que formulo con cuidado, ya que cualquier vida de inocentes debe ser cuidada… Si en una semana del operativo israelí, este cobró la vida de unos 180 palestinos, de los que según Israel por lo menos la mitad eran terroristas, desde un punto de vista de la dinámica militar que usted conoce ¿es un número alto? En otras palabras… ¿este número significa que Israel realmente se esfuerza para no matar no involucrados, a pesar de su potencia de fuego?
– Si se toma en cuenta la cantidad de los ataques llevados a cabo, y el hecho que en cada uno se lanza una bomba de por lo menos media tonelada en una zona tan densamente poblada, en la que intencionalmente los misiles que Israel ataca fueron colocados junto a la población civil, en medio de ella, y si se toma en cuenta que Hamás le dice a la gente que no sólo no salga de sus casas como indica Israel, sino que hasta suban a los techos, el número de muertos no es alto. Es indudable que si Israel no tuviera cuidado, sería mucho mayor.
– ¿Qué opinión le merece esta práctica israelí de avisar antes de bombardear a las familias, para que salgan? Se manda mensajes de texto a los celulares, se llama por teléfono, se tira un proyectil pequeño al lado para que entiendan que van a atacar y salgan… ¿es un problema desde un punto de vista operativo?
– Es un problema desde un punto de vista operativo, ya que alerta de antemano no sólo a la familia del terrorista, a la que se quiere salvar, sino al terrorista mismo; pero es correcto hacerlo, ya que de lo contrario morirían muchos más civiles.
– Israel acusa a Hamás de esconder sus misiles en medio de los civiles, debajo de mezquitas, de viviendas, de lanzarlos en medio de la población. ¿to significa que Israel combate a Hamás sabiendo de antemano que sus logros serán limitados, que no podrá llegar a todos los misiles?
– Hay limitaciones e Israel las conoce. Llegar a todos los misiles, claro está que no se podrá desde el aire. Sólo por tierra sería posible, pero entiendo que preferirían no llegar a eso.
– ¿Cuáles son los riesgos de un operativo terrestre, por lo cuales el Gobierno parece dudar?
– Más que nada, porque hay mayor peligro de que nosotros suframos más bajas y también mayor peligro de que eso cobre más muertos del lado palestino. Es algo que «sale mal» en las cámaras. Por eso creo que sí, es correcto decir que están dudando. Porque hay varias razones para no hacerlo. Por eso estimo que no lo harán, pero no puedo realmente saberlo.
– ¿Se podrá resumir un operativo de este tipo, en términos de éxito o fracaso?
– Dado que el objetivo del operativo es muy modesto, lograr calma y tratar de mantenerla mucho tiempo, la pregunta de si el operativo es exitoso o no, podrá tener respuesta recién a medida que pase el tiempo. Si la calma dura dos meses entonces no habrá sido un éxito. Si dura dos años, es otra cosa.
– Hasta la próxima vuelta.
– Así es.
– Terminar con Hamas… ese, de todos modos, no sería el resultado.
– No.
Fuente: Semanario Hebreo de Uruguay