Abuelo, ahora estamos seguros
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Autodecapitándonos
06/09/2014
Por David Bittan Obadia
Para algunos pareciera una sorpresa el drástico cambio que en menos de una semana  se ha dado en el medio-oriente. Gaza paso a la historia, de pronto los malos son los buenos , esos sorprendidos son o ingenios o poco informados,  o quizás solo tienen acceso a la información que en algunos países con control de la media hacen llegar no como la noticia, si no como se  quiere  presentar, quebrantando el principio del periodismo que es el de NO opinar al momento de informar, lo que implica que la noticia jamás es  tal cual ocurre, ni hablar de quienes tergiversan  la verdad o se apuntan a campañas de forma parcializadas, las “avestruces” .
Pues resulta que Isis, Iraq, Siria Libia, Egipto (y al paso que va,  lamentablemente pronto Turquía) y todas la penurias que vive el Medio Oriente (menos su única democracia, Israel) no es un tema novedoso, lo que ocurre es que la campaña mediática montada alrededor de la operación de Israel en Gaza fue utilizada por algunos para ocultar la grave realidad  que llega pronto a su llegadero y pensaron que el conflicto aquel sería eterno y que las “solidaridades”  momentáneas serían indefinidas o que aquella dantesca situación tomaría mayor tiempo en alertar al mundo.
El mundo tiene  días en estado de shock leyendo, escuchando y mirando como la barbarie de Isis y la suma de muchas mentes criminales se unen tratando de infundir miedo y terror, asesinando, crucificando, decapitando, ejecutando masivamente, torturando a incontables números de personas por pensar diferente, por ser “infieles” y como asegura Amnistía Internacional: haciendo “limpieza étnica”  (Al Qaeda, Hamas y Hesbolah se quedaron en pañales, de paso también son objetivo de Isis).
Desde la aparición del auto denominado  Califato de Isis, miles de personas están desaparecidas, dejando de lado a los ya asesinados y ahora el lobo está en las narices de los europeos y también de los americanos, quienes están obligados a dejar todo de lado para buscar una solución a lo que pudiera ser el mayor problema del mundo de esta era.
Es inevitable ya la inminente  “Islamofobia” que se está generando a nivel mundial y yo diría hasta injusta, pues tengo infinidad de amigos musulmanes con una conducta intachable, seguidores de sus costumbres y tradiciones con el mayor respeto a sus semejantes, a los que no profesamos su fe,  que no aceptan las atrocidades que estamos viviendo, ellos son parte de millones que tienen el mayor respeto a la vida y al prójimo y son esa inmensa mayoría con las que habrá que contar para lograr identificar y controlar a los que pretenden imponer por la fuerza su manera de pensar y están sembrando al mundo de penurias.
Recientemente hemos escuchado al premier inglés, David Cameron, expresar frente a su parlamento “estamos orgullosos de ser una nación abierta libre y de tolerancia, pero esa tolerancia no debe de confundirse con la aceptación pasiva de culturas, que viven vidas separadas a espaldas de esta sociedad y se comportan de forma contrarias a nuestros valores. Apegarse a los valores británicos no es ni una opción ni una elección es un deber para todos los que vivimos aquí”.
Cameron al igual que otros  de sus colegas no han podido evitar entender que están en el medio de una lucha generacional en contra de una venenosa ideología extremista, en la que no opera la máxima que establece que “si te he conocido es más difícil hacerte daño”; esos dirigentes se enfrentan con la necesidad de limitar sus enmiendas constitucionales y legislar por vía de excepción,  vienen disminuciones  a las libertades civiles, por ejemplo para saber cómo hacer con aquellos nacionales de esos países que se han alistados a los ejércitos de yihadistas, qué hacer con ellos si retornan, como insertarlos, como controlarlos, etc. Ya en el caso de Inglaterra se han dado poderes de revocar pasaportes y la nacionalidad al propio primer ministro.
El problema es realmente engorroso, hay un gran temor de los musulmanes no radicales por este asunto pero más duro y difícil es como identificar a los que no están de acuerdo con los extremistas, algo así como poder determinar  en estas tierras el gallo bueno de una pelea o el malo, unos dicen que el bueno no es el que gana pues es el quien mató al otro.
El tema al fin del día es el verdadero “pastel” que está montado y la carrera es de cada sociedad para proteger a sus nacionales, para no perder identidad, para conservar sus costumbres e historia, entonces hay un sólo camino: dar la bienvenida a los que acepten que no existe ninguna posibilidad de imponer, que coexistencia y respeto son la única alternativa.
Finalmente quienes sigan en la tapadera y la falta de sensatez ante los problemas que aquejan al mundo en estos aspectos se convierten en cómplices de los que atentan contra  él. Gaza pasó a la historia, basta de tanta hipocresía. Sensibilicémonos con la humanidad, pronto podría ser tarde.

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