Un estudio reciente revela que el cerebro de las personas autistas tienen las mismas características anatómicas que cualquier otro individuo. Numerosos estudios en pequeña escala encontraron que esta patología no puede identificarse con la diferenciación en la estructura cerebral.
Las personas con autismo tienen fundamentalmente la misma anatomía cerebral que los individuos desarrollados normalmente. Con anterioridad se afirmaba que las diferencias en la anatomía del cerebro podrían explicar esta anomalía, pero generalmente estas aseveraciones están equivocadas, dicen científicos israelíes. Las investigaciones se basan en los estudios más avanzados que se han descubierto hasta el momento.
Por lo tanto, las medidas anatómicas del cerebro por sí solas, no demuestran una identificación del autismo, explica el Dr. Ilan Dinstein del Departamento de Psicología – Cerebro y Ciencias Cognitivas de la Universidad de Ben Gurion en el Negev, quien dirigió el estudio.
Desde hace mucho tiempo, los médicos han tenido la esperanza, y hasta esperaron encontrar respuestas al origen del autismo en la estructura del cerebro, de hecho, numerosos artículos científicos encontraron diferencias. Sin embargo, la certeza de estos documentos fue fatalmente defectuosa, especialmente porque en ellos estudiaron al mismo grupo de entre 20 a 30 personas.
Vastas diferencias en los cerebros "normales"
La innovación de Dinstein era en primer lugar, para aprovechar una colección mundial de imágenes por resonancia magnética de más de 1.000 personas (la mitad con autismo) de edades de seis a 35 años de edad: 500 "normales" y 500 sufrían de autismo. Su equipo también comprobó múltiples áreas del cerebro (no solamente el volumen o la amígdala), examinaron metódicamente la heterogeneidad dentro de cada uno, en comparación con la heterogeneidad entre los dos grupos.
La base de datos, llamada el “Cerebro Imaging Data Exchange Autismo (ABIDE)”, proporcionó una oportunidad sin precedentes para llevar a cabo comparaciones a gran escala de imágenes por resonancia magnética anatómica entre los grupos de autismo y personas que no sufrían la patología.
Para su estudio, los investigadores dividieron a cada cerebro (en sentido figurado) en 180 regiones, y buscaron diferencias en cada uno. Evaluaron varias medidas anatómicas, tales como el volumen, la superficie y el espesor de cada región del cerebro.
Algunas personas tienen cerebros muy pequeños. Otros tienen grandes. La diferencia en el tamaño del cerebro por sí solo dentro de un grupo (si es grupo de control o grupo de autismo) puede ser tan grande como el 90 por ciento. Así es que la persona que está cerca suyo podría tener un cerebro casi el doble del volumen. Pero no se encontró ninguna diferencia estadísticamente significativa en el volumen del cerebro entre el grupo de control y el grupo de autistas.
Los secretos del autismo evidentemente, están en otra parte y no en las diferencias anatómicas del cerebro, concluyen los investigadores de la Universidad de Ben Gurion y la Universidad Carnegie Mellon, “Anatomical Abnormalities in Autism” publicadas en el Oxfors Journal Cerebral Cortex.
¿Por qué los otros documentos lo interpretaron equivocadamente?
Hipótesis anteriores sugirieron que el autismo puede estar asociado con la materia gris intercraneal de mayor volumen (la material cerebral en sí misma) la sustancia blanca (el tejido nervioso) o el volumen de la amígdala. Algunos científicos sin embargo pensaron que podría estar asociado con un cerebelo más pequeño, el cuerpo calloso o el volumen del hipocampo.
Se equivocaron por cuatro razones, dice Dinstein.
Una: El pequeño número del grupo de la muestra estudiada, pudo sesgar el resultado.
Dos: Presiones para publicar resultados positivos.
Tres: Ellos se centraron en un área específica del cerebro (por ejemplo las amígadalas).
Cuatro: Ellos no tuvieron en cuenta que hay grandes diferencias anatómicas en el cerebro de las personas normales. (Lo sabían pero no lo tuvieron en cuenta, explica Dinstein).
“Siendo que las muestras eran tan pequeña, lo que uno esperaría es que diferentes documentos hubiesen informado diferentes resultados, y así sucedió”, dice Dinstein.
"La inconsistencia dio tan malos resultados que en tanto, una amígdala agrandada fue encontrada en el grupo autista, en otro documento decía exactamente lo contrario. Nuestro estudio explica simplemente porqué esto sucedió y pone punto final a los debates subsiguientes.”
Dinstein también señala que el autismo se ha convertido en una frase comodín que en realidad abarca una amplia gama de condiciones. Es completamente posible que un tipo específico dentro del espectro del autismo se asocie con una estructura cerebral, anómala, aclara. "Esperando encontrar una respuesta única para toda la población ASD es ingenuo", dice.
“Tenemos que comenzar a pensar sobre como sortear este grupo heterogéneo de trastornos en subgrupos "Tenemos que empezar a pensar en cómo dividir este heterogéneo grupo de trastornos en los subgrupos más significativos biológicamente relevantes".
Fuente: Aurora Digital