Por Beatriz W. De Rittigstein
En la ciudad de Washington abundan los museos de distintas temáticas, pero hay uno muy especial, el Memorial del Holocausto, que va más allá de la tragedia sufrida por los judíos durante la II Guerra Mundial, en cada país ocupado por las tropas de Hitler, y rescatar ese segmento de historia con el fin de que crímenes semejantes no se repitan. Con el claro conocimiento de cómo comienzan los delitos de odio, adicional a la exhibición permanente, presenta lo acontecido en tiempos más recientes y en otras latitudes. Así, observamos salas sobre Ruanda, Sudán y Siria.
La guerra fratricida en Siria ha entrado en su cuarto año; se calcula que ya ha cobrado unas 200.000 vidas y desplazado a más de 9 millones de personas. Lo que empezó como un levantamiento democrático se convirtió en un complicado conflicto sectario, en el cual persiguen y masacran a civiles en base a su identidad étnica y religiosa. Los sunitas llevan la peor parte de la violencia gubernamental; mientras algunas de las fuerzas de oposición han cometido atrocidades contra ciertas minorías. Además, ISIS está librando una fanática campaña contra las comunidades religiosas que no aceptan el extremismo islámico.
En julio de 2014, un fotógrafo militar sirio, designado para retratar a los muertos a manos del gobierno de Assad, logró sacar de Siria más de 55.000 imágenes que evidencian la brutalidad del régimen, entre 2011 y 2013; y por algún motivo, en primera instancia, las entregó a este museo. Luego, testificó ante una comisión del Congreso estadounidense, donde contó que su trabajo era documentar escenas de crímenes, fotografiando cuerpos asesinados en centros de detención.
Funcionarios sirios dicen que las fotos son falsas; pero, forenses y peritos multidisciplinarios las han autenticado y encontraron confiable lo narrado por el fotógrafo desertor. Expertos en derecho internacional afirman que las 55.000 fotos, algún día, podrían apoyar la acusación contra el régimen sirio por crímenes de lesa humanidad y de guerra.
Michael Chertoff, presidente del Comité del Memorial para la prevención del genocidio, advirtió que lo de "Siria es el peor desastre humanitario de nuestros tiempos y, si no se aborda, podría conducir a una inestabilidad enorme en una región propensa a la violencia sectaria".