Por Reyes Mate
"A diferencia de Sartre, Adorno sí pone en el centro del antisemitismo el genocidio judío. Aunque Dialéctica de la Ilustración se publica en 1942 y en ella no aparece la palabra `Auschwitz’, su estudio sobre el antisemitismo es impensable sin el proyecto nazi de destrucción de los judíos europeos. Adorno es, pues, pionero en pensar el antisemitismo desde Auschwitz.
Esto quiere decir, en primer lugar, que para explicar Auschwitz hay que tener en cuenta la tradición antisemita que viene desde la noche de los tiempos, pero también que el antisemitismo en Auschwitz queda marcado por la singularidad del holocausto judío.
Es un antisemitismo cualitativamente diferente del que hemos conocido hasta ahora.
Algunos historiadores han llamado la atención sobre la tardanza de Adorno en ver las cosas así. La razón es que, en el Café de Marx, como coloquialmente se llamaba al Institut für Sozialforschung, `quien no hable de capitalismo no tiene derecho a hablar de fascismo’, es decir, dominaba el punto de vista marxista y todo lo demás era secundario.
Esto cambia en 1942 hasta el extremo de que el antisemitismo será el punto de vista privilegiado para comprender todo lo que hay de violencia en la sociedad moderna.
Lo cierto es que en Dialéctica de la Ilustración ¬y más decididamente aún en Mínima Moralia¬ el antisemitismo histórico quedaba disuelto en la barbarie de Auschwitz y eso cambia el enfoque, porque la singularidad de Auschwitz incide en la novedad signifi cativa del antisemitismo que tuvo lugar en los campos de exterminio.
Esa novedad tiene que ver con el hecho de que Auschwitz no fue resultado del eclipse de la razón sino de su presencia. Adorno estaba convencido de la irracionalidad del fascismo, pero eso no quería decir que careciera de lógica; al contrario, `su irracionalidad proviene de la esencia de la razón dominante’ (Horkheimer y Adorno, 2009,17). En el antisemitismo fascista quedaba al desnudo la racionalidad de la sociedad occidental contemporánea, de ahí que el estudio del antisemitismo sea un lugar privilegiado para captar las luces y sombras de la racionalidad moderna.
Que el antisemitismo sea un producto lógico de la sociedad occidental no quiere decir que la relación causal entre racionalidad occidental y genocidio judío sea tan determinante que tuviera que darse necesariamente. La relación causal no es determinante en este caso, entre otras razones porque la violencia antisemita del fascismo era indiferente a la especificidad de las víctimas.
Lo sustantivo del exterminio judío era el exterminio, pero las víctimas podrían haber sido otras. A pesar de que las víctimas podrían haber sido otras, el hecho es que fueron judías y eso obliga a pensar el antisemitismo como exterminio. El antisemitismo no es pues solo una categoría que permita explicar el destino de los judíos, sino que es la categoría interpretativa mejor situada para explicar la violencia de la sociedad que pensó, planificó y ejecutó ese crimen contra la humanidad".
Fragmento de La piedra desechada. Reyes Mate Rupérez. Editorial Trotta. España, 2013.