Por José Ignacio Rodríguez
Durante una conferencia en Copenhague un musulmán yihadista cometió un mortal atentado, según relata el periódico español EL PAIS, “un coloquio sobre la libertad de expresión en un centro cultural en homenaje a la revista satírica francesa concluyó el sábado con un tiroteo que dejó un muerto y tres heridos”.
Todos los días estamos esperando el próximo atentado de los mal llamados lobos solitarios yihadistas. Lamentablemente no hay que esperar mucho para tener malas noticias. Todo parece indicar que en el salvaje atentado de Dinamarca se ha repetido el mismo patrón de terror que en Francia. Toda Europa ha revivido los dramáticos sucesos que la conmocionaron pero que pronto fueron olvidados. El atentado de Dinamarca nos vuelve a la realidad.
El patrón de actuación terrorista fue igual tanto en Francia como en Dinamarca. Asesinato de periodistas, dibujantes y judíos. A los yihadistas no les importa si los asesinados son periodistas, dibujantes o artistas los asesina a todos por igual. Lo que les importa, siendo su objetivo preferente, es que sean judíos. ¿No es sorprendente que a estas alturas, en la historia más reciente de Europa, se siga asesinando a judíos por el mero hecho de existir? El yihadismo es el viejo nazismo con diferente estética, en otras palabras, el mismo perro con distinto collar.
Una diferencia notable con el anterior atentado en Francia es que en Dinamarca la población en general y los medios han fijado su interés por las víctimas judías. Mientras que en Francia se hablaba, y se sigue hablando de los asesinados de Charlie Hebdo, en Dinamarca se enfatiza lo que sucedió en la comunidad judía. Citando de nuevo al mismo periódico podemos leer las declaraciones de Hellen Thorning Schmidt, la Primer Ministro de Dinamarca,
que dijo: “Dinamarca hará “todo lo necesario” para proteger a la comunidad judía. “Cuando alguien dispara sin piedad a gente inocente que participa en un debate o a la comunidad judía, está atacando a nuestra democracia”.
Cierto la Democracia, con mayúsculas, está siendo atacada con el objetivo de aniquilarla juntamente con todos los judíos del mundo. El mundo occidental, tal como lo conocemos, está en serio peligro de extinción. El viejo nazismo tienen muchas caras y una de ellas es el islamonazismo también conocido como fascismo islámico o islamofascismo.
Otra cara del yihadismo, la que pasa más desapercibida, es la que muestran muchos medios de comunicación en su incomprensible alineación con las tesis islámicas antijudías. Los medios de comunicación en general, con honrosas excepciones, resaltan con odiosa rabia y desprecio todo lo que pueda provocar más odio contra Israel, su gobierno y los judíos en general. Muchos medios de comunicación, particularmente los españoles, tienen entre sus colaboradores habituales a yihadistas disfrazados de periodistas. Más que enviarles información, dichos colaboradores, les envían panfletos antijudíos que sin rubor alguno los mencionados medios publican envenenando lentamente la mente, de por sí ya bastante envenenada, de muchos españoles. Afortunadamente no de todos.
Todos los yihadistas no torturan, hacen esclavos, violan mujeres, niñas y niños, decapitan, crucifican o queman vivas a sus víctimas. También los hay que son corresponsales especiales, denominados así por los propios medios, que escriben en muchos medios occidentales y que se hacen llamar periodistas. Una cara del Estado Islámico incrustada en muchos medios occidentales. El Carnaval de la Muerte del Estado Islámico, incluyendo a sus colaboradores necesarios los medios de comunicación, son responsables de la mucha sangre vertida históricamente en Europa ¿Se está repitiendo el mismo patrón filonazi en la actualidad? ¡Es más que evidente!.