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Por Beatriz W. De Rittigstein
La exclusión es un mal antiguo y extendido; ningún país está libre de ese pecado. En la actualidad, en países árabes están masacrando, persiguiendo y en el mejor de los casos, expulsando a la población cristiana. En Irán, las mujeres son sometidas a un sistema judicial discriminatorio con el cual se les conculcan esenciales derechos. Hace poco, en Cuba hubo una manifestación de homosexuales exigiendo respeto. En el presente, en EEUU, en Europa y en América Latina ocurren conflictos raciales.
En su historia moderna, al Estado de Israel han inmigrado millones de personas de diversos confines del mundo, llevando disímiles bagajes culturales, a las cuales se les ha logrado incluir desarrollando mecanismos adecuados para cada caso, unos más complejos que otros, pero se les insertó con éxito, acogiendo sus aportes enriquecedores.
En 1984, ante serios temores por su seguridad, Israel organizó el rescate de la aislada comunidad judía de Etiopía, a través de la llamada "Operación Moisés". Desde Sudán, en pocos meses, fueron evacuados miles de estos judíos. En 1991, debido a los peligros por las tensiones con Eritrea, Israel efectuó otra gran campaña, la "Operación Salomón", para trasladar "a casa" al remanente de Beta Israel que aún permanecía en Etiopía.
Con ambas operaciones, el Estado de Israel no sólo rescató y propició el encuentro de esta comunidad rezagada con el pueblo judío, sino que también los trajo al siglo XX; de hecho, numerosas misiones multidisciplinarias los acogieron y ayudaron a su establecimiento. Pero, tal como recién dijo el presidente Rivlin, en reacción a las dos manifestaciones de protesta por la discriminación que sufren los israelíes etíopes, hemos fracasado. Resulta absolutamente inadmisible que un sector sea excluido, por lo que autoridades y líderes de distintas áreas de la sociedad israelí, quienes como primer paso, reconocieron la injusta situación, están trabajando en planes que los integren con eficacia.
No faltaron militantes antijudíos que, en vez de ver los problemas de esa naturaleza en sus respectivos países, se regodean y promueven su odio aprovechando esta puntual circunstancia. Claro que, deberían recordar que Israel ha resuelto espinosos desafíos gracias a la milenaria historia judía y a una genial creatividad.

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