Por Beatriz W. De Rittigstein
En estos días, el Departamento de Estado norteamericano colocó a tres terroristas de Hamas y a un militante del Hezbollah, en su lista de criminales internacionales.
Al ver el nombre del libanés, recordamos su historial de décadas involucrado en actos terroristas. Se trata de Samir Kuntar, quien protagonizó el ataque a la ciudad costera israelí Naharya, conocido con el pomposo nombre de "Operación Nasser", perpetrado el 22 de abril de 1979. La agresión fue encabezada por Kuntar, quien tenía 16 años, junto a tres terroristas palestinos de la OLP. Supuestamente fue en respuesta al tratado de paz egipcio-israelí firmado en marzo de ese año, y finalizó con la muerte de cuatro israelíes, incluyendo a dos niñas pequeñas.
Los terroristas navegaron de Tiro a las costas israelíes, descendieron a la altura de Naharya y se infiltraron en un conjunto de edificios residenciales de la pequeña ciudad. Su objetivo era secuestrar a algunos israelíes para llevarlos a territorio libanés.
El grupo entró al apartamento de la familia Haran, llevándose de rehenes a Danny Haran junto a su hija Einat de cuatro años.
La pandilla huyó a la playa, pero, al advertir la presencia policial, Kuntar asesinó a Danny y luego, según evidencia forense y testimonios presenciales, golpeó contra una roca la cabeza de Einat destrozándole el cráneo. Kuntar fue apresado y sentenciado en Israel.
En 2008, Kuntar fue devuelto al Líbano junto a otros cuatro terroristas de Hezbollah y los restos de casi 200 más, a cambio de los cuerpos de Eldad Regev y Ehud Goldwasser, dos soldados israelíes secuestrados al inicio de la Guerra contra Hezbollah de 2006. Nasrallah lo recibió como una figura emblemática. Desde su liberación se lo ubica entre las personalidades relevantes del movimiento chiíta libanés. Más adelante, ese año, Assad lo condecoró personalmente con la orden siria al mérito. A los pocos meses, apareció al lado de Ahmadineyad, que lo galardonó como un héroe.
Hay fotos de Kuntar con bigote similar al de Hitler, haciendo el saludo nazi y no por casualidad, pues en julio del presente año, se le sitúa en Siria, combatiendo en defensa del régimen de Assad.
Lo que resulta insólito es que medios locales, sin considerar su historial, reproduzcan la propaganda iraní alabando a este asesino.