Por Beatriz W. De Rittigstein
La experiencia a lo largo de la historia muestra que los regímenes totalitarios recurren a la represión para lograr un control de la población que, intimidada, se paraliza. Al no funcionar los mecanismos propios del sistema democrático: la autoridad de los gobernantes y el cumplimiento consciente de la ley, la opción para los que pretenden detentar el poder es el sometimiento por la fuerza.
Uno de los ejemplos más notorios ocurrió en la Alemania nazi con las Sturmabteilung o mejor conocidas como las SA, milicia del partido nacionalsocialista. Se les llamaba “Camisas Pardas”, por el color de su uniforme. Las SA fueron el primer grupo militarizado nazi; tuvieron un importante rol en el avance de Hitler como líder en la década de los 20 y luego, en su ascenso al poder.
En sus inicios, las SA fueron asignadas a la seguridad en las reuniones del NSDAP; más adelante, perpetraron numerosos actos violentos contra agrupaciones antagónicas. Con Hitler en el poder, el mismo partido las percibió como una unidad peligrosa, por lo que en 1934, en la “Noche de los Cuchillos Largos”, sus cabecillas fueron ejecutados; después fue marginada del poder nazi en favor de otra milicia: las SS.
A la par, similar fenómeno acaeció en la Italia fascista con los “Camisas Negras” de Mussolini, famosos por sus operaciones violentas contra opositores al Duce y “traidores” a la patria.
Más reciente, la Guardia Revolucionaria de Irán, cuyo nombre informal es Pasdaran, se formó tras la Revolución Islámica de 1979. Desde ese entonces, ha crecido en influencia y poderío; tiene una estructura análoga a las fuerzas armadas regulares y entre otros cuerpos, la integra una milicia, Basij, protagonista de la gran represión de las protestas tras los dudosos resultados en los comicios presidenciales de 2009. El Basij sirve para la imposición de la ley, el aprovisionamiento de servicios sociales, el orden en ceremonias religiosas, el patrullaje de la moral y la represión a disidentes.
Tales hordas paralelas a la estructura institucional de un Estado, apoyan el sostenimiento de regímenes totalitarios, violando los derechos de los ciudadanos. Este tipo de fuerzas son incompatibles con el sistema democrático, obligan al acatamiento por la fuerza y no por la libertad de elección popular.