La cumbre de Camp David de julio de 2000 vio al gobierno israelí, por primera vez, renunciar a sus demandas de soberanía sobre zonas del Monte del Templo de Jerusalén. En las secas palabras de Dennis Ross, un diplomático americano presente en la cumbre, Arafat «nunca ofreció ninguna idea sustancial, ni una vez» en las conversaciones.
Sin embargo, «Sí ofreció una idea nueva, y era que el Templo Judío, del que relata la Bíblia (Hebrea y Cristiana) no existió en Jerusalén, que estuvo en Nablús». Con esto, la pseudo-historia de Jerusalén como una supuesta ciudad árabe se convirtió en la política oficial de la Autoridad Palestina.