En 1894, el capitán Alfred Dreyfus, un oficial judío del ejército francés, fue acusado injustamente de traición, principalmente debido a la atmósfera antisemita reinante. Quién iba en un futuro a ser el padre del Sionismo, Herzl, estuvo presente cuando el populacho gritaba «Muerte a los Judíos» y llegó a la conclusión de que existía una sola solución a este ataque antisemita: la emigración masiva de los judíos hacia un país al que pudieran llamar propio.
Así, el Caso Dreyfus pasó a ser uno de los factores determinantes en la génesis del Sionismo Político.
Herzl llegó a la conclusión de que el antisemitismo era un factor estable e inmutable en la sociedad humana, que la asimilación no sería la solución. Consideró la idea de llegar a una soberanía judía y, a pesar del ridículo al que sería sometido por líderes judíos, publicó en 1896 Der Judenstaat (El Estado Judío).