Los sefardíes son los judíos descendientes de aquellos que vivieron en la Península Ibérica (España y Portugal) hasta 1492, y que están ligados a la cultura hispánica mediante la lengua y la tradición. Se calcula que en la actualidad, la comunidad sefardí alcanza el millón y medio de integrantes, la mayor parte de ellos residentes en Israel, Estados Unidos de América y Turquía.
Desde la fundación del Estado de Israel, el término Sefardí se ha usado frecuentemente para designar a todos aquellos judíos de orígen distinto al Ashkenazi (judíos de orígen alemán, ruso o centroeuropeo). En esta clasificación se incluye a los judíos de orígen árabe, de Persia, Armenia, Georgia, Yemen e incluso India, que no guardan ningún vínculo con la cultura hispánica que distingue a los sefardíes.
La razón por la cual se utiliza el término indistintamente es por las grandes similitudes en el rito religioso y la pronunciación del hebreo que los Sefardíes guardan con las poblaciones judías de los países antes mencionados, características que no se comparten con los judíos Ashkenazíes. Por eso hoy en día se hace una tercera clasificación de la población judía, la de los Mizrahim, para garantizar que el término «Sefardí» haga alusión exclusivamente a ese vínculo antiguo con la Península Ibérica.
Los judíos sefardíes desarrollaron prósperas comunidades en la mayor parte de las ciudades españolas (excepto en el País Vasco). Destacan las comunidades de las ciudades de Toledo, Sevilla, Córdoba, Ávila, Granada, Segovia, Soria y Calahorra. En el reino de Aragón las comunidades de Zaragoza, Gerona, Barcelona, Tarragona, Valencia y Palma de Mallorca se encuentran entre las más prominentes.
Algunas poblaciones, como Lucena, Ribadavia, Ocaña y Guadalajara se encontraban habitadas principalmente, por judíos. En Portugal, de donde muchas ilustres familias Sefardíes son originarias, se desarrollaron comunidades activas en diversas ciudades.
Fuente: Agencias