Debido al cambio de orientación política con la instauración de la Quinta República, hubo que reinventar las formas de mantener la comunicación abierta
En ese momento el panorama político nacional se veía muy complicado. Pocos meses antes de asumir, en el país hubo un golpe de Estado que fue revertido a los pocos días, pero que, como secuela, dejó muy sensible a la sociedad venezolana y al gobierno nacional. Esto llevó, a los pocos meses, a un paro nacional que, como es de suponer, afectó la vida de la comunidad, de sus instituciones e individuos.
El objetivo de la comunidad y sus instituciones es garantizar la calidad de vida judía de sus integrantes. En ese contexto, la CAIV actúa como representante de la comunidad ante el gobierno nacional y la sociedad en general, estableciendo y manteniendo abiertos canales de comunicación permanentes.
Debido al cambio de orientación política con la instauración de la Quinta República, hubo que reinventar las formas de mantener esa comunicación abierta. Esto se trasformó, desde 1999, en un gran reto. Con la sociedad venezolana estos canales de comunicación se ampliaron y estrecharon debido a esa misma coyuntura política.
En la gestión diaria y en su relación con las otras instituciones comunitarias hubo muchos “pequeños” logros que fueron muy gratificantes. Pero sin lugar a dudas, la organización y realización del evento de conmemoración de los 60 años de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz, el 27 de enero de 2005, fue el logro más impactante.
Se formó una comisión de miembros eminentes de nuestra comunidad, liderada por Paulina Gamus y Marianne Beker, que trasformaron esa ocasión no solo en un evento puntual, sino que permeó durante semanas en toda la sociedad venezolana y en muchas de sus instituciones, incluyendo la prensa, la radio, la televisión y en eventos culturales.
Aunque, obviamente, nos agarró a todos por sorpresa, la comunidad, en este caso liderada por la CAIV, reaccionó de forma rápida, efectiva y organizada.
De una comisión creada ad-hoc, el ejecutivo de la CAIV se declaró en sesión permanente, ampliando a los presidentes de las instituciones que la conforman, hasta realizar una plenaria de toda la dirigencia comunitaria. Se analizaron los hechos y se tomaron las decisiones que se consideraron oportunas.
Se exigieron respuestas al gobierno nacional en la figura del ministro de Relaciones Interiores y Justicia; hubo conversaciones con la Vicepresidencia de la República, con los organismos policiales involucrados y, aunque nunca obtuvimos una respuesta oficial sobre el caso, a nivel privado recibimos disculpas por la acción.
A lo largo de los años y con cada Junta Directiva, la CAIV ha sabido representar y defender los intereses de la comunidad gallardamente. Quizá han existido períodos, por la situación país, en los que ha resaltado su labor más que en otros, pero en todos ha realizado una muy necesaria y a veces difícil función.
Considero que a mí y a mi junta nos tocaron tiempos difíciles, pero viendo en perspectiva, a cada junta que siguió le tocaron tiempos peores.
Debemos estar muy orgullosos de lo que se ha logrado en estos 50 años. Nuestra kehilá ha sido, y es todavía, un ejemplo para la diáspora judía. Los tiempos se han hecho cada vez más difíciles, pero la comunidad ha demostrado que sus instituciones siguen siendo fuertes, que sus ideales y objetivos se mantienen vivos y que, Dios mediante, el país y toda la sociedad venezolana encontrarán el camino hacia la paz y el progreso que anhelamos.
Fuente NMIdigital.com