“El reto para la comunidad es perseverar en su sagrada misión con renovado entusiasmo”
Se consolidó lo que ya venía siendo un logro ejemplarizante: la unidad de la comunidad y su organización para atender las necesidades colectivas, que ya era calificada en el mundo judío como una comunidad modelo, hasta hoy.
La Primera Guerra del Golfo con la invasión de Iraq a Kuwait, y el lanzamiento de misiles Scud sobre la población de Israel, nos permitió demostrar, como siempre, nuestro apoyo al Estado judío. Organizamos un acto masivo que se llamó “Israel, estamos contigo”, en el que participaron destacadas personalidades de la vida nacional. En esa coyuntura varios dirigentes comunitarios viajamos a Israel en muestra de solidaridad. En el hotel donde nos hospedábamos había un recinto como refugio para cuando sonaran las sirenas de alarma, lo que ocurrió varias veces, y nos proporcionaron máscaras anti-gas.
Condenamos el atentado contra la Embajada de Israel en Buenos Aires, en 1992. Extendimos nuestra actividad a favor de los judíos de Siria, para lo que se constituyó un Comité de Defensa.
En lo interno, vivimos con preocupación los días difíciles de los dos intentos de golpes de Estado en febrero y noviembre de 1992, y el enjuiciamiento y destitución del presidente Carlos Andrés Pérez, en 1993.
El obstáculo que más me preocupaba era el que representaba los que pretendían sobreponerse al rol de la CAIV, establecido por las instituciones confederadas en nuestros estatutos como única representante de la comunidad ante las autoridades nacionales y organizaciones internacionales, judías y no judías. Afortunadamente, estos conatos esporádicos no dejaron secuelas divisionistas. La polémica se saldaba amigablemente.
El refuerzo de la seguridad comunitaria en coordinación con los servicios de inteligencia y seguridad del Estado, ante el peligro del fundamentalismo islámico y de actos terroristas contra nuestros correligionarios e instituciones comunitarias.
Las relaciones cordiales y fluidas con el gobierno nacional, con la prensa y otros medios de comunicación, con contadas excepciones, así como con las diversas instancias y personas de los poderes públicos, con políticos de diferentes partidos, académicos, intelectuales y artistas.
La inclusión en la Junta Directiva de la institución de miembros de Dor Hemshej (generación de continuidad) en representación de las organizaciones integrantes de la CAIV. Esto continuó con altibajos en siguientes juntas directivas, y espero y deseo que en lo adelante se prolongue.
La incorporación a la CAIV de la periodista e intelectual Rebeca Perli como directora ejecutiva. Ella, con la colaboración de Raquel Amram, Beatriz Rittingstein y Rita Iglicki, perfeccionó y dinamizó la labor de la oficina de la institución.
El reto, en esta época más difícil que la que me tocó a mí, es perseverar en su sagrada misión con renovado entusiasmo, consultar con las personas adecuadas en cada caso para tomar una decisión importante, atraer a más jóvenes e inculcar en ellos su responsabilidad y su deber de contribuir a la continuidad, fortalecimiento y unidad de la comunidad; y prepararlos, traspasándoles las experiencias acumuladas, aprovechando las naturales inclinaciones de cada uno. Esta es una tarea vital, sin la cual la continuidad estará amenazada. Que Dios bendiga a cuantos trabajan, luchan y se esfuerzan a favor del pueblo de Israel, en nuestra comunidad y el mundo.
Fuente NMIdigital.com