Por Julián Schvindlerman
La guerra en Gaza e Israel ha provocado más de dos mil muertes palestinas (al menos la mitad de ellos civiles) y alrededor de setenta muertes israelíes (la mayoría de ellos soldados). Esta disparidad ha llevado a muchos observadores a concluir que el ejército israelí ha atacado a los gazatíes con desproporción y que los combatientes de Hamas han sido cuidadosos en su ofensiva militar. Esta es una mirada errada.
La razón por la cual ha habido relativamente pocas bajas civiles en Israel es que su gobierno ha adoptado medidas eficaces para su protección. Durante las primeras cuatro semanas de guerra, Hamas y otras fuerzas jihadistas en Gaza dispararon indiscriminadamente cerca de tres mil quinientos misiles contra gran parte del territorio del país, dejando al 75% de su población expuesta al fuego enemigo. El sistema Cúpula de Hierro interceptó aproximadamente al 90% de los misiles que se dirigían a zonas urbanas, dejando caer en zonas despobladas a los restantes. Sin este sistema antimisil, miles hubieran muerto en Israel. Si asumimos un enfoque minimalista y postulamos que cada misil hubiera ocasionado sólo una víctima, entonces unos tres mil quinientos israelíes habrían muerto por el ataque de Hamas. Que ello no haya ocurrido fue resultado de las medidas defensivas de Israel y no de la delicadeza del agresor palestino.
En la Franja de Gaza, tristemente, los civiles han quedado expuestos al fuego israelí. Si bien fueron mayormente bombas de Israel las que ocasionaron estas muertes -digo mayormente porque alrededor de quinientos misiles de Hamas y otros grupos terroristas cayeron dentro de la propia franja- es crucial evaluar la conducta de Hamas como beligerante para advertir qué parte de responsabilidad le cabe en torno a las muertes de los gazatíes. A pesar de que Gaza contiene zonas rurales despobladas o muy poco pobladas, Hamas optó por lanzar sus ataques contra Israel sólo o mayormente desde zonas densamente pobladas. Gaza tienen una densidad alta: alrededor de 4.500 habitantes por kilómetro cuadrado (Tel-Aviv tiene aproximadamente 7.500 habitantes por kilómetro cuadrado pero, como se ha indicado, su población fue resguardada del ataque enemigo). Al disparar desde estas concentraciones urbanas, Hamas deliberadamente expuso a la población que gobierna -y está obligado a proteger- a la represalia de su adversario.
Aún cuando Hamas eligió disparar desde ciudades, pudo haber tomado la precaución de evacuar a los civiles a otras zonas de la franja. Decidió no hacerlo. Muy por el contrario, cuando el ejército israelí informó a los residentes de Gaza de qué espacios serían bombardeados, el Ministerio del Interior de Hamas instó a los pobladores a no abandonar sus hogares. Insólitamente, ubicó lanzaderas de misiles al lado de mezquitas, escuelas y hospitales y empleó ambulancias para trasladar a combatientes no heridos. A pesar de contar con una vasta red de túneles -construidos de mala fe con cemento que Israel permitió ingresar a la franja con finalidades humanitarias- Hamas no los usó como refugios para la población civil, sino para ocultar arsenales y terroristas. Por último, los combatientes de Hamas -que tan orgullosamente se muestran en uniforme militar durante los desfiles públicos en tiempos de calma- durante la guerra los dejaron de lado y vistieron principalmente ropas civiles, creando confusión con el resto de la ciudadanía no beligerante.
Una complicación adicional ha radicado en la propensión de Hamas a exagerar la cifra de víctimas civiles palestinas. Conforme MEMRI ha informado, el 17 de julio el Ministerio del Interior de Gaza hizo público un video que decía: “Cualquier muerto o martirizado será llamado un civil en Palestina, antes de que hablemos de sus estatus en la Jihad o rango militar. No olviden de añadir siempre ´civil inocente´ o ´ciudadano inocente´ en vuestra descripción de aquellos matados en los ataques israelíes en Gaza”. Tal como notó PMW, la televisión oficial de Hamas Al-Aqsa transmitió el 10 de agosto: “Incluso los combatientes de la Jihad en el campo de batalla son realmente civiles palestinos que cumplen su deber religioso y nacional. Es por eso que… decimos ´un coche civil´, ´un objetivo civil´ y así sucesivamente, ya que no tenemos un ejército regular…”.
Toda muerte civil es lamentable, y una sola ya es demasiado. Si la familia de las naciones anhela minimizar las bajas civiles palestinas un buen comienzo será exigir al Hamas que honre las leyes que rigen los conflictos armados y desista de su política vil de jugar con las vidas de la población que gobierna. Si se aspira ya no a minimizar sino a evitar fatalidades, entonces se deberá presionar al Hamas para que no inicie guerras insensatas en primer lugar.