Por Lior Haiat
Hace pocos días estuve acompañando a un grupo de periodistas de los principales medios de comunicación españoles en un viaje de estudios a Israel. Ha sido una semana intensa, llena de pinceladas con las que pretendía mostrarles lo complejo del Estado de Israel y la diversidad de su sociedad.
De la reunión con Dani Dayan, Presidente del Movimiento de los Colonos en Judea y Samaria, recogimos la pincelada no sólo de su trabajo, sino también la del inmigrante de Argentina que formó su familia en un asentamiento situado dentro de la Línea Verde, y del encuentro con dos representantes de la Iniciativa de Ginebra nos quedamos asimismo con la del inmigrante de Chile.
Otro de los días lo iniciamos con una conmovedora reunión en Jerusalén con el Presidente de Israel y Premio Nobel de la Paz, Simon Peres, y lo continuamos en la ciudad de Sderot con el encargado de la Seguridad Civil del Ayuntamiento, que hasta hace pocos años fue el conductor personal del ex Primer Ministro Ariel Sharon. Todo ello coincidiendo en el tiempo con su primera salida del hospital, después de cuatro años, para volver a su casa situada a pocos kilómetros de la frontera con la Franja de Gaza.
Nuestra visita a la Ciudad Vieja de Jerusalén una vez que finalizó el Shabat, no nos ofreció una única pincelada, sino que puso ante nuestros ojos un mosaico humano y religioso único, lleno de creencias e intensidades religiosas. Y el contraste con la “religiosidad santa” de la capital de Israel lo puso la vida nocturna de Tel Aviv un jueves por la noche, con sus lugares de ocio y su modernidad.
Durante la cena con Etgar Keret, el escritor nos habló de su infancia con sus padres, ambos supervivientes del Holocausto, en una familia que en sus propias palabras es “normal y corriente en su forma de ser loca”. Mientras su hermana es ultraortodoxa y vive con su marido y sus once hijos en uno de los barrios más religiosos de Jerusalén, su hermano es anarquista y activista en el Partido por la Legalización de la Marihuana.
El viaje también contó con pinceladas “tecnológicas” como la visita a la empresa “Better Place”, pionera en el mundo en la tecnología del coche eléctrico y las estaciones de servicio, cuyo objetivo último es que nos liberemos de la adicción al petróleo.
Para la mayoría de los periodistas del viaje era su primera visita a Israel, por eso me esforcé en extremo no sólo en mostrarles, sino también en explicarles mi sociedad y mi país, en ocasiones lleno de contradicciones y en otras difícilmente entendible, incluso para los propios israelíes. Una sociedad que en muchos sentidos no tiene comparación posible con cualquier otra en el mundo, pero que al tiempo contiene muchas similitudes con tantas otras culturas, idiomas, sabores… Intenté presentarles un marco coherente dentro de este inexplicable panorama a veces caótico, siempre vibrante y creativo, lleno de matices y tonalidades que es mi país.
Lior Haiat
Portavoz
Embajada de Israel en España