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Por Beatriz W. De Rittigstein
En estos días, en las redes sociales circuló una foto de una supuesta obra que se exhibe en el Museo de Bellas Artes de Caracas, a la cual su autor tituló "Marcalibros".
La "obra" está compuesta por la portada de Mi Lucha, el libro escrito por Hitler, y arriba de la misma, a modo de un marcador que indica por donde va la lectura, una pequeña imagen de Henrique Capriles.
Independientemente de las simpatías partidistas de cada quien, Capriles representa una opción en la democracia venezolana. Fue electo por votos como exige la Constitución, como diputado, alcalde, gobernador y participó como candidato a la Presidencia de la República. Se trata de una persona con orígenes judíos, y así se está banalizando y complementando el antisemitismo del Führer y su criminal prédica de intolerancia.
Cabe destacar que la portada de Mi Lucha que utiliza el "artista" en esta pretendida "obra" es la de la misma edición que se vendía en la Feria del Libro, Filven, de 2012, patrocinada por el gobierno nacional; y, además, era vendida a la vista de todos, por los buhoneros en el centro de Caracas.
Repasamos, Mi Lucha mezcla segmentos autobiográficos con los que luego serían dogmas del nacionalsocialismo. Entre otras teorías, se basa en el libelo Los Protocolos de los Sabios de Sión, en el que se calumnia al pueblo judío de estar detrás de un complot internacional de dominación. Ambos panfletos han servido de excusa para masacrar a los judíos.
Mi Lucha, el ideario de Hitler, no puede ser exaltada como arte en el Museo de Bellas Artes de nuestro país, pues con ello se está alabando el exterminio, el extremismo, la persecución y la discriminación. En definitiva, ello constituye una propaganda política, peor aún, propaganda de odio.

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