¿Cuál es la gran mentira árabe-palestina?

Decir que Jerusalén es una ciudad árabe es un hecho de ignorancia histórica, mucho más es decir que la ciudad que fundó el Rey David es Palestina.

Sólo al leer El Corán nos podemos dar cuenta que Jerusalén no es nombrada en ninguna oportunidad, mientras en la Biblia Jerusalén es nombrada más de 850 veces, ese es sólo un ejemplo y, por cierto, muy contundente.

Sin embargo, la manipulación histórica, motivada por las derrotas árabes contra Israel, guerras que siempre fueron comenzadas por los ejércitos árabes y últimamente por grupos terroristas islámicos, donde Israel sólo se defendía y defiende como país autónomo y con derecho a existir, es una de las formas de deslegitimar al Estado Judío, único en la comunidad internacional.

Palestinian Media Watch resume este proceso de tergiversación de la siguiente manera: al convertir a cananitas e israelitas en árabes y el judaísmo del antiguo Israel en Islam, la Autoridad Palestina «coge la historia judía auténtica, documentada a lo largo de miles de años de producción literaria continuada, y tacha la palabra «judío» y la reemplaza con la palabra «árabe».

La implicación extremista y racista de la política Palestina está clara: los judíos supuestamente carecen de cualquier derecho sobre Jerusalén. En palabras de una valla publicitaria árabe: «Jerusalén es árabe», Los judíos no son bienvenidos.

Esta es la gran mentira que la cuestión Palestina busca introducir en los medios de comunicación y en el revisionismo histórico.