La mujer sufría y sufre todavía; a la mujer se la respeta, apúntalo en tu libreta y acuérdate, machote, la próxima vez que se note, que no es tu sirvienta, que ya hoy son presidentas.
Si hay un país en el que a las mujeres hay que reconocerles su esfuerzo, valor y el ánimo de lucha, es Venezuela. Nuestras mujeres, en muchos hogares, son madre y padre a la vez, donde los hijos surgen, se hacen profesionales y gente de bien, por el amor que reciben de ellas.
Nuestras mujeres no son el sexo débil. A pasar de nuestra herencia machista, las mujeres aquí, son simplemente ejemplo de vida y han sido bendecidas por esa belleza única que las acompaña.
Después de reconocerlas en su día, es propicio el llamado de alerta con relación a la gran cantidad de denuncias temerarias y simuladas, presentadas por “violencia de género”.
Nuestra ley, protege a las mujeres frente a conductas sexistas; por violencia física, psicológica o patrimonial.
Un simple mensaje de texto, o una infidelidad, no son, ni representan para nada un acto de violencia; son posiblemente falta de lealtad y, quizás, causal de divorcio, más no un delito, definitivamente, se está abusando de la ley. El Derecho Penal, en la vida moderna, debería ser el último recurso.
Se exagera del poder cautelar de la ley, castigando injustamente, en muchas oportunidades a los hombres .La declaración simple de una víctima no puede constituirse en una prueba absoluta e inmediata para sancionar; me refiero a los casos donde se argumenta violencia psicológica y/o patrimonial; eso es una aberración. Abogados, fiscales y jueces no podemos prestarnos a este bochorno y tramitar denuncias en las que, sabemos, hay fines distintos a la búsqueda de la verdad y la justicia. El mal uso de la ley perjudica a las mismas mujeres pues ya se entiende el relajo.
Hay mujeres que, con un fin netamente económico, o por venganza, denuncian sin sopesar el trauma que esa acción genera sobre sus hijos, a quienes se les aleja de los padres y se les causa un daño irreparable; yo he visto muchos casos de estos y muy cercanos.
En el Día de la Mujer, a quienes les debemos respeto, amor, a las que honramos, porque
mujer es mi madre, esposa e hija
hacemos un alto en el camino para esta reflexión.
DAVID BITTAN OBADÍA