Por Bernardo Ptasevich
Asesino múltiple en Noruega
El mundo está lleno de personas normales, millones y millones de personas buenas que sólo quieren vivir y desarrollar sus actividades con normalidad. Sin embargo existen en el planeta algunos miles de locos fanáticos, no se sabe cuántos, pero suficientes como para generar los desastres humanos más grandes e inesperados. Estamos acostumbrados a ver que en una guerra mueran personas, incluso personas inocentes que puedan encontrarse en el lugar equivocado en el momento inadecuado. Pero que un loco presumiblemente sin antecedentes que lo incriminen pueda matar porque sí a casi un centenar de personas por una causa que sólo existe en su mente perversa es algo terrible y sin solución. ¿Quién puede prever semejante comportamiento de lo que aparenta ser un ser humano? ¿Quién puede creer que un individuo tenga la sangre fría y la maldad para cometer un hecho de esta naturaleza? ¿Por qué un individuo puede culpar a cien personas que ni siquiera conoce de las cosas que hay en su alma y su mente enferma y asesina?
Nadie se salva de estos fanáticos. Esta masacre es un desastre humanitario, pero sólo será tratado como un hecho delictivo, un crimen colectivo. Si sucediera algo así en Israel no hace falta que les diga lo que pasaría. La realidad nos dice que cada vez hay más fanáticos, más locos dispuestos incluso a entregar su vida con tal de destruir lo que odian, con tal de matar a otras personas como si se tratara de trofeos.
Ya nadie escapa a esa realidad, sólo que algunos se hacen los distraídos. Es un fenómeno que excede a Israel, que excede al tema judío, que se ha generalizado en el mundo. Lo que no les gusta lo destruyen por medio de la violencia, por esa violencia cobarde que ni siquiera es un enfrentamiento, es sólo un asesinato en masa. La cantidad de gente buena o simplemente normal para nuestros parámetros respecto al daño que pueden producir esos miles de asesinos es inversamente proporcional. Esos pocos viven viendo como matar a los muchos, mientras estos sólo esperan y no pueden hacer nada. Aunque quisieran hacerlo es imposible detectar a los sicarios antes de que cometan los actos. Tendremos que acostumbrarnos a vivir con estos desgraciados acontecimientos.
La tragedia conmueve por lo inesperada y sangrienta. Un fundamentalista noruego de extrema derecha es el sospechoso arrestado por la Policía. Anders Behring Breivik (en la foto), cuyas creencias políticas lo habrían llevado a cometer estos actos contra el partido gobernante (Laborista) es también un declarado anti musulmán.
Rubio, empresario de 32 años, tenía en su facebook algunos indicios que pueden explicar sus acciones, pero sólo después de que las ha cometido. La frialdad de sus actos no condice con las características de un ser humano. Su cabellera rubia y su carita de ángel junto a su perfil de empresario le permitieron llegar sin causar sospechas hasta el punto necesario de cometer la masacre. La forma en que llegó a la isla vestido de policía, supuestamente para proteger a los cientos de estudiantes de entre 14 y 17 añosque se hallaban allí, hablan de la premeditación y la minuciosa preparación de la matanza. Con el pretexto de uso agrícola para su granja acumuló fertilizantes que luego usó para la fabricación de las bombas utilizadas en Oslo en forma paralela a sus disparos a quemarropa. Si bien se considera que ha actuado sólo la Policía investiga la posibilidad de un cómplice, un segundo autor responsable de estos hechos.
En las primeras informaciones un grupo fundamentalista islámico se adjudico la responsabilidad de las muertes y la bomba pero rápidamente desmintieron su mensaje debido a que el asesino ni siquiera intentó ocultar su delito y ya sabía las consecuencias del mismo.
Según informan las autoridades, el detenido está dispuesto a declarar sobre su responsabilidad y los motivos que lo llevaron a semejante límite.
Hay otros que piensan igual. Hay muchos asesinos que actúan como Breivik, de quien habría que averiguar qué clase de apoyo económico o estratégico recibió. Algunos de ellos actúan desde la impunidad del poder. Assad en Siria es sólo un ejemplo de la máquina del poder al servicio de la muerte. Ahmedineyad lo acompaña como cara visible de un régimen autoritario y asesino en Irán. Kadafi, que se aferra al poder a pesar de los ataques que ha sufrido su régimen asesino, es otro ejemplo de cómo usar los millones de dólares del petróleo para matar.
Podríamos citar a muchos más pero estos son suficientes como muestrario de la perversidad que pueden tener estos individuos en nombre de dioses o de creencias que acomodan a su antojo mientras roban y acumulan fortunas, se quedan con la ilusión de la gente que vive en sus países y amenazan a otros exportando su terror.
Junto con ellos podemos ver a personajes como Ismael Haníe, comprobado terrorista asesino de Hamás que ahora alterna sus vestimentas típicas con trajes occidentales que no alcanzan a disfrazar sus creencias extremas. Sin olvidarnos de Nasralah, fanático que cada vez acumula más armamentos aprovechando la crisis siria con el fin de dominar primero al Líbano y luego ser el brazo ejecutor de Irán en contra de los judíos e Israel.
Debajo de estos líderes del extremismo hay algunos miles, o cientos de miles de locos que esperan su oportunidad para encender una mecha que pueda volar el mundo en pedazos. Israel parece ser el único que lo ha comprendido.
Los Estados Unidos, en decisiones de su presidente Barack Obama, sigue haciendo el juego distraído de no tomar decisiones. Europa teme, tiene miedo de extremistas que están enquistados en sus países ya con documentos comunitarios que hacen imposible su erradicación.
América del Sur también se entrega a los petrodólares y a los cantos de sirena.
El extremismo ingresa evidentemente como consecuencia de la miseria en que los gobernantes mantienen a parte de su pueblo, lo que lo hace caldo de cultivo propicio y apropiado para estas organizaciones. La matanza de Noruega es solamente otro aviso de lo que nos espera y será repetida una y otra vez en varios puntos del continente.
Es hora de que otros países entiendan como Israel que hay que defenderse y estar preparados para amortiguar los efectos de estos locos asesinos.
Fuente: Aurora Digital