Por Rebeca Perli
Se ha desencadenado una falaz campaña destinada a deslegitimar a Israel.
Una noticia en El Universal del 20-05-1967, dice: "cinco países árabes (Egipto, Siria, Líbano, Jordania e Irak) anunciaron que están preparándose para una "guerra santa" para sacar a los judíos de Israel". Seguidamente U Thant, entonces secretario general de la ONU, obedeciendo la exigencia del presidente egipcio, Gamal Abdel Nasser, retiró los Cascos Azules apostados en la zona con el propósito, precisamente, de evitar una guerra, con lo que Israel quedó solo para cubrir todos los frentes de agresión.
Se saben las consecuencias: En lo que se conoce como la Guerra de Los Seis Días, Israel, en su legítimo derecho de defensa, se desplegó en todos los frentes. Los habitantes árabes de la región permanecieron como refugiados en la zona de Gaza -la cual había estado ocupada por Egipto desde 1948 hasta 1967- y en Cisjordania, ocupada por Jordania durante el mismo lapso sin que a ninguno de los dos países se le hubiera solicitado la creación de un estado palestino.
Al terminar las hostilidades Israel exhortó a las naciones árabes a colaborar en la solución del problema de los refugiados, pero no hubo quien tendiera una mano a sus hermanos. De hecho, en el tristemente célebre Septiembre Negro de 1970, 15.000 palestinos fueron masacrados por el ejército de Jordania cuando trataron de refugiarse en ese país.
Una serie de factores imposibles de analizar en este espacio, enmarañan la solución de este conflicto. Por otra parte, se ha desencadenado, a nivel internacional, una virulenta y falaz campaña, obviamente orquestada por sectores interesados, destinada a demonizar y deslegitimar al Estado de Israel y crearle una imagen de victimario, cuando, en realidad, es también víctima de esta angustiosa situación en la que, no sólo desea la paz, sino que la necesita.