Poderío de Israel
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El círculo vicioso
30/05/2012

Por Mónica Cooper 
Hace unas pocas semanas, el conocido escritor Alfonso Ussia escribió, en La Razón de España, acerca de una joven mujer catalana, detenida por la policía israelí en Ramallah. Ussia relata que, supuestamente, estaba haciendo campaña contra el estado judío, con una visa vencida en su pasaporte español. Si ella hubiera estado en un estado árabe haciendo algo parecido, escribe Ussia, habría sido – muy probablemente – lapidada en la plaza pública. En cambio, Ariadna Jové Martí fue enviada, en buen estado de salud, de regreso a España, con un billete de avión – probablemente pagado por el Estado de Israel. ¿Cómo fue todo esto visto en España?
La Oficina de Relaciones Exteriores expresó su indignación a los diplomáticos de Israel sobre el asunto, mientras que la prensa estuvo ocupada despellejando al estado judío. Todo esto, como señala acertadamente Ussia, ignorando o justificando cualquier otra ignominia de cualquier otro país en todo el mundo.
¿Son conscientes los israelíes de las palizas a Israel y su demonización, llevados a cabo en la prensa ibérica? ¿Conocen, por ejemplo, el caso de El País de Madrid? Con 430.000 ejemplares diarios y más de dos millones de lectores en Internet, El País es considerado el "líder de la prensa dominante en España." Y en cada artículo sobre Israel, en la página web de este preeminente diario, hay un perfil de Israel que incluye a Tel Aviv como la capital del país.
En su sección "Corresponsales", El País explica que el periodista Juan Miguel Muñoz informa desde "Jerusalem, Cercano Oriente". Ningún otro periodista se identifica así, con base en un área geográfica; todos están en un país con su nombre (excepto los que informan sobre la UE desde Bruselas).
ReVista de Medio Oriente, una organización de vigilancia de los medios de comunicación en español, les preguntó a los editores de El País el por qué de esta diferencia de trato hacia Israel. Acerca de la ubicación de la capital de Israel en el “Cercano Oriente", dijeron que Muñoz, “informa, desde Jerusalem, también sobre Líbano y Siria" – difícilmente parece una respuesta convincente, y menos aún porque el periodista, casi nunca, escribe sobre esos países, sino que escribe, prácticamente a diario, sobre Israel. Acerca de Tel Aviv como capital de Israel, los editores le dijeron a ReVista que "la directiva es mantener esta designación en la forma en que está, ya que emana de los directores del diario y no puede ser cambiada".
Análisis de la parcialidad de la información de Muñoz, han sido publicados en ReVista durante dos años y, recientemente, una profunda reseña, examinó todos sus artículos en el País, en un período de tres semanas arbitrariamente seleccionado en enero y febrero de 2010. El estudio mostró que Muñoz, mayormente, seleccionó material de la “prensa local” (como él llama a la prensa israelí) y lo reescribió en español. Selectivamente, eligió temas que muestran a Israel bajo una luz negativa y presentándolos fuera de contexto, creando una imagen de una nación habitada por lunáticos y asesinos.
En este sentido, el primer ministro israelí, Netanyahu, es representado continuamente como posando cínicamente para la prensa, y sus preocupaciones acerca de Irán son, todas, consideradas como motivadas políticamente, en lugar de estar justificadas por razones de seguridad.
En dos de tales artículos (7 y 10 de febrero) Muñoz no incluye ni siquiera una sola frase sobre las amenazas de Irán al orden mundial.
Aunque muchas naciones de Occidente y de Medio Oriente, están cada vez más alarmadas por el peligro que plantea un Irán nuclear, leer y creerle a Muñoz es llegar a la conclusión de que sólo Netanyahu tiene problemas con Irán (y que, en realidad, son sólo posturas políticas). "Benjamin Netanyahu tiene una fijación: Detener el programa nuclear de Irán", escribe Muñoz. "Poseyendo armas atómicas, y no siendo uno de los firmantes del Tratado de No Proliferación, Israel no aceptará perder el monopolio en Medio Oriente".
Implacablemente despectivos
En la versión de Muñoz, Israel es arrogante e irracional, e Irán no parece merecer sanciones o aislamiento. La única mención de las políticas de Irán es: "En cualquier caso, no parece ser suficiente para Israel que el presidente, Mahmud Ahmadinejad, esté de acuerdo en que se enriquezca el uranio en Rusia y Francia".
Otra historia de Muñoz, el 7 de febrero, fustiga a la familia de Netanyahu con una interjección familiar de un comentario editorial; su hijo de 15 años, descripto como un "sabelotodo", es ridiculizado por ganar un concurso de Biblia, y su esposa Sara es juzgada como culpable de ser una tirana con sus empleadas en la casa. El "estrado [del concurso de los niños] componía la imagen perfecta: enseña nacional, religión y Ejército. Porque, para que nada faltara en la idílica instantánea, Yair, hermano del vencedor, saludó a su hermano vestido de caqui". El estereotipo de Muñoz de la familia del líder del Likud es crudamente señalado como nacionalista, religioso y militarista.
Dos artículos más (el 1 y 2 de febrero) tratan sobre el fósforo blanco, presuntamente utilizado "profusamente" en la guerra de Gaza, y que dos oficiales habrían sido "disciplinados" por eso, de acuerdo a la "prensa local". Aunque el ejército negó que oficiales hayan sido disciplinados en relación al uso de fósforo blanco, y aunque el informe enviado a la ONU no menciona el fósforo blanco en este sentido, Muñoz repitió un artículo de Haaretz, escrito por Anshel Pfeffer, para servir a su propósito de calumniar a Israel tanto como fuera posible, independientemente de la exactitud de la información que repitió.
Para completar el panorama, Muñoz informa sobre el rechazo de una modelo por no servir en el ejército, diciendo sólo que los líderes del ejército la atacaron sin piedad y públicamente por su acción, sin proporcionar contexto alguno para explicar el punto de vista del ejército, que es el de que todos los ciudadanos están obligados a servir.
En conclusión, así como la Srta. Jové Martí, Muñoz disfruta de la hospitalidad de Israel, mientras se permite, de manera consistente, presentar informes parciales en su idioma nativo, sin el conocimiento de sus ingenuos anfitriones. Su información sobre Israel es implacablemente despectiva, tipificada por omisiones de información clave, por falta de contexto y por errores de información. En su interpretación, Israel es violento, irresponsable, simplemente, ridículo. Por el contrario, su tratamiento de Hamas es siempre respetuoso y comprensivo.
Como escribe el Sr. Ussia sobre la historia Jové Martí, tal vez Israel debería alentar a Muñoz a vivir permanentemente en uno de los otros países del Cercano Oriente que cubre, cuyas políticas opresivas ignora casi totalmente. Entonces, al menos, no sería capaz de disfrutar de la vida en Israel, mientras hace de cualquier "cosa insignificante algo grande en contra de Israel", como escribe Ussia.
Tal vez, cuando El País informe sobre Jerusalem como capital de Israel, y Muñoz ponga, en conjunto, correctamente sus datos sobre el Medio Oriente, Israel podría considerar darle la bienvenida a Muñoz de vuelta.

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