El objetivo fundamental de Hitler al desencadenar la Segunda Guerra Mundial era establecer un imperio ario que abarcara desde Alemania hasta los Urales. Consideraba que esa zona era el territorio natural del pueblo alemán, zona propia por derecho, el Lebensraum (espacio para vivir) que Alemania necesitaba como mínimo a fin de que sus granjeros tuvieran tierras suficientes.
No cabe duda de que Hitler sabía que, si iniciaba la guerra en el este, los nazis se verían obligados a afrontar serios problemas raciales debidio a la composición de la población de las zonas orientales. Así,los nazis tenían planes detallados para dominar a los eslavos, que serían reducidos al status de siervos y cuya función primordial consistiría en ser mano de obra barata para los granjeros arios. Los miembros de la población local de mejor origen racial serían llevados a Alemania donde se los elevaría a la calidad de arianos.
En la mente de Hitler, la solución del problema judío también estaba relacionada con la conquista de los territorios orientales. Dichas zonas tenían importantes poblaciones judías y se las debía considerar en función de ello.
Mientras que en esta etapa aún no existían planes operativos para la aniquilación masiva, para Hitler era evidente que debería hallarse algún tipo do solucíón abarcadora. También se hablaba de establecer una reserva judía en Madagascar o cerca de Lublin, Polonia. Cuando finalmente decidió invadir la ex-Unión Soviética, Hitler también dio instrucciones de emprender la «Solución Final», el asesinato sistemático de los judíos europeos.